La historia de las mascotas de las Copas del Mundo de futbol inició en 1966, cuando Inglaterra presentó Willie, un león antropomórfico futbolista que animó el torneo de la FIFA.
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A partir de este momento cada Mundial va acompañado de su propia mascota que le da más colorido y que se vuelve un distintivo de ese certamen.
El diseño de la mascota representa generalmente características del país anfitrión, como sus costumbres, vestuario, flora o fauna. Usualmente, adoptan formas antropomórficas de animales que permitan a la mascota convertirse en juguetes y peluches.
El último en unirse a esta tradición de casi 60 años es La’eeb, que es una kufiyya o pañuelo tradicional de Medio Oriente, el cual vive en metaverso, por lo que convive con las mascotas de los mundiales anteriores.
