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El Museo del Desierto (Mude) presentó 12 nuevos ejemplares de la especie perrito de la pradera (Cynomys mexicanus), que nacieron en fechas recientes.
El responsable del departamento de Desierto Vivo, Gonzalo García Martínez, expuso que los cachorros ya están conviviendo con el resto de la colonia del museo que va de los 50 a 60 ejemplares, que están desde el año 1999 al darse la fundación del Mude.
El ingeniero agrónomo puntualizó que los perritos de la pradera se encuentran en peligro de extinción, según la Norma Oficial Mexicana, y existen poblaciones muy reducidas en los estados de Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí.
Anteriormente colonias de perritos de la pradera se encontraban también en territorio zacatecano, pero ahora ya han sido exterminadas en esa región.
Explicó que el apareamiento de esta especie ocurre sólo una vez al año en marzo, aproximadamente; las crías nacen en abril, pues requieren un mes de gestación.
Destacó que el cuidado de las crías lo realizan los padres y nacen generalmente dos por hembra.
Las crías salen en madrigueras una vez que se han destetado de la madre, y esto ocurre a finales de abril o mayo, por lo que ya es posible apreciar a estos ejemplares.
Indicó que la dieta de los perritos de la pradera consiste en nopal, espinacas, verdolaga y acelgas, granos de maíz, trigo y sorgo.
Señaló que la colonia tiene entre 50 y 60 ejemplares, aunque es difícil precisar el número exacto, pues salen en diferentes momentos.
Estos perritos de la pradera tienen actividad desde que amanece, bajan a sus madrigueras huyendo del sol, algunos pocos permanecen en la superficie y para mediodía toda la colonia se oculta en tiempo de calor extremo y emerge cuando baja la intensidad de los rayos solares.
Señaló que los perritos tienen un complejo sistema de comunicación; sus gritos o llamados tienen un significado, pues emiten diferentes sonidos para advertir peligro ante la cercanía de algún depredador.
Sus sonidos son distintos si observan una serpiente, un ave o un felino, además, estos roedores son famosos por sus “besos”, pues su costumbre de socializar a través del olfato, ha provocado que parezca que todo el tiempo se “besan”.
El Museo del Desierto es pionero en reproducción de perrito de las praderas mexicano en cautiverio, ya que es el único que lo ha hecho con éxito reproductivo.
Algunos de los perritos aquí criados ya han salido a instituciones de conservación en los estados de México, Puebla, Nuevo León y Zacatecas.
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