Los niños y los jóvenes son los más afectados por la falta de seguridad vial.
Lo anterior porque desde el punto de vista físico son más vulnerables a traumatismos graves. Además, desde el punto de vista cognitivo pueden tener más dificultades a la hora de interpretar las señales, la distancia o la velocidad de los vehículos en movimiento.
Aunado a esto, los adolescentes son más propensos a tomar riesgos, a veces innecesarios.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desarrolla técnicas y financia programas de transporte en la región de América Latina y el Caribe.
Esto le ha permitido ensayar una serie de herramientas y estrategias de apoyo a los países en materia de seguridad vial, incluyendo acciones de educación y concienciación en los usuarios de las vías.
Estas técnicas fueron recopiladas en una publicación en la que se concluye, entre otras cosas, que para salvar vidas en las carreteras los países deben trabajar en asegurar el marco normativo, presupuestario e institucional. Lo anterior para hacer llegar a niños y jóvenes mensajes que protejan su vida en las carreteras.
De acuerdo a un reportaje del diario El País, hay tres lecciones prácticas que aprendieron trabajando en el diseño e implementación de campañas de educación vial en primarias.
El primero es diseñar mensajes específicos para una audiencia infantil y juvenil. A los niños se les debe hablar en su lenguaje, dicho de otra manera, los discursos solo interesan a los adultos por lo que se deben usar frases sencillas y mensajes concretos sobre la importancia de seguir las reglas de la seguridad vial y comportarse de manera segura en las calles.
También se pueden usar juegos y recursos lúdicos como el teatro, la música y las marionetas para captar la atención y dejar implantados los mensajes en los niños.
Los padres también deben aprender
Experiencias internacionales han demostrado el efecto multiplicador que tienen las campañas de seguridad vial en los niños. Los menores se convierten en portavoces de los mensajes que reciben en la escuela y los llevan a sus casas, sensibilizando también a sus familiares.
Por último, de acuerdo a El País, el sector privado, ya sean firmas constructoras o supervisoras de obras o fabricantes de materiales de seguridad vial, son potenciales socios para involucrarse activamente en las campañas de seguridad vial y normalmente están dispuestos a aportar recursos, redes y experiencia para las iniciativas.
De igual forma, a partir de la experiencia del BID, se sabe que para lograr éxito y resultados positivos en las estrategias de comunicación y educación vial se necesita contar con material formativo adecuado a cada grupo poblacional y entorno sociocultural.
Además se debe trabajar en la inclusión y capacitación de los docentes en las escuelas. En este sentido, las iniciativas que se llevan a cabo en forma puntual o esporádica pueden tener un impacto positivo, pero limitado geográfica y temporalmente, por lo que no consiguen resultados perdurables en el tiempo ni para toda la población.
Por eso el BID apoya a los países en el fortalecimiento de su marco normativo, presupuestal e institucional para llevar a niños y jóvenes los mensajes sobre acciones y comportamientos que les puedan salvar la vida en las carreteras.
Con información de El País.