Todos sabemos que, si un clavo atraviesa la llanta de tu auto, debes llevarlo a arreglar. La pregunta es, ¿logrará llegar al taller o se ponchará?
Para visualizar el problema de mejor manera, debemos recordar que la función de un neumático no sólo es permitir que el auto avance.

También proporciona tracción (donde se deposita la fuerza del motor para mover al vehículo) y adherencia contra el piso.
La llanta, elaborada de caucho natural, sintético, tela y alambre, cuenta con canales o surcos para que se filtren las impurezas del camino.
El tipo y la cantidad de surcos de la llanta dependerán del tipo de suelo para el que esté diseñada.

Por ello, las llantas para terracería tienen muchos surcos, por la cantidad de piedras y tierra del camino. Sin embargo, este neumático no te ayudará para manejar en una pista, porque no tendrá tanta tracción.
Es por ello que una llanta para carretera o ciudad no contará con surcos pronunciados. Sin embargo, no estará exenta de clavos y tornillos.

No te arriesgues
Si has descubierto que tu llanta trae un clavo, no lo toques. En caso de que esté muy clavado, probablemente no se escapará aire, motivo por el que algunos podrían recomendarte ir al taller.
Sin embargo, nosotros te aconsejamos que te quedes donde estés y que un mecánico vaya a tu auxilio. ¿Por qué?

Con el movimiento del auto y el peso, el clavo podría causar daños mayores y la llanta podría reventar.
Por lo que te estarías arriesgando, no sólo a que no se arregle con un parche, teniéndola que cambiar por completo.
En el peor de los casos, podrías perder el control del vehículo y provocar un accidente. Recuerda que es más importante tu seguridad, y bueno, también tu bolsillo.