Ser un automovilista en la CDMX y en el Estado de México no es sencillo. Por supuesto que usar el transporte público tampoco es fácil, pero en esta ocasión nos enfocaremos a los conductores.
Porque honestamente, ya hemos «relativamente» aceptado el tráfico. Ya nos hicimos a la idea de los pagos que tenemos que cubrir, como tenencia y verificación.

Entre dientes no nos quedó de otra que asimilar el aumento a la gasolina. Sin embargo, aunque con eso ya tengamos suficiente, la ciudad es creativa y se divierte haciendo travesuras a los más estresados.
A continuación, te compartimos qué es lo peor que le puede pasar a un automovilista de la CDMX y el área metropolitana en un día cualquiera.
– Que se te pase el parquímetro dos minutos y te pongan la araña.

No sólo calculas el tiempo que estarás en un lugar, ¡hasta le pones 15 minutos de más por si acaso! Al final entras al baño, te toca fila larga, sales corriendo y crees estar en tiempo, ¡pero no!
Dos minutos tarde y ya te pusieron la araña. Y es ahí donde te preguntas por qué no son así de puntuales para tapar los baches.

– Sales del trabajo en la noche, estás agotado… y cierran el periférico en la noche.
Y lo peor: no ves cambios notables en las obras de mantenimiento. Esto sucede a lo largo y ancho del Valle de México.
Un caso peculiar se da en dirección a Periférico Norte, para tomar la salida a Ecatepec o para quienes se dirigen a Cuautitlán.
Te esperas a que se baje el tráfico (según tú, a partir de las 10 pm) y poco después de pasar Perinorte el tránsito está detenido. Son dos horas a partir de ahí para poder salir a carriles laterales.
– Te estancaste en el tránsito por un imprevisto, tienes ganas de ir al baño, tienes hambre… y te estás quedando sin gasolina.

Una vez más, el cálculo falló. No le pudiste poner gasolina porque andabas corriendo o ya no traías dinero.
Calculaste que sí llegabas a casa, pero no contabas con el tráfico. Además, la panza te gruñe y ese café ya te está haciendo efecto…

– Te chocan levemente en el tráfico, el otro no tiene seguro, no trae dinero y te quedaste con el rayón.
El auto de atrás te dio un pequeño golpe. La cosa es que el golpe fue menor, andas corriendo y no quieres perder todo el día, porque además, ¡no puedes darte ese lujo!

– Te sales temprano de tu casa para llegar a tiempo a una junta, pasas por un café… y nos sirve la máquina dispensadora.
Como vivimos corriendo, aquí ocurren dos tragedias: perdiste 15 valiosísimos minutos y llegarás a tu trabajo para atender mil cosas sin cafeína.
Y para rematar…

– Estás cansado, ya quieres llegar a tu casa, se acerca un chavito a tu ventana, te roba tu cartera y celular.
Lo ponemos al final porque realmente es un problema mayor y es el peor de los anteriores. ¿Por qué? Porque está fuera del control de cualquier automovilista.
¿Te ha pasado? ¿Cuál añadirías tú? Cuéntanos en redes sociales.