Hay temas que deberían ser sólo un recuerdo remoto de la historia. «¿Te acuerdas cuando los hombres no lloraban? ¡Qué locura!».
Mientras eso sucede, es momento de que, por lo menos, esta creencia agonice.
Porque en realidad, los hombres sí lloran, pero muchos no lo hacen en público.

Un estudio reveló que, mientras las mujeres lloran entre 30 y 64 veces al año, los hombres lloran entre 6 y 17 veces.
Además de hacerlo poco, muchos eligen lugares donde no los puedan ver. Por ejemplo, en el auto.
¿Has observado las caras de las personas que conducen solos en el tráfico?
Muchos rostros agobiados, cabezas recargadas en sus manos, seguramente, una serie de reflexiones y pensamientos en cadena… no puedes escapar de ti mismo.

Es el lugar al que yo llamaría «puente». El auto es el enlace entre una experiencia y otra, entre una situación agradable a una triste, quizá.
No sabemos qué esperar, pero el auto nos lleva y nos regresa. Incluso, funge como un lugar seguro donde podemos descansar las emociones.
Un enojo reprimido o lágrimas contenidas, allí encuentran consuelo. Además, es un lugar hasta cierto punto «privado», pero siempre disponible…
Es momento que los hombres lloren fuera del auto
Cuando hablamos de que los hombres deben expresar sus emociones, inmediatamente nos llega a la cabeza el imaginario de que equivaldría, en la misma proporción, a la escenificación de una mujer llorando.
No es lo mismo. Fisiológicamente no lo es. Un estudio reveló que los hombres tienen menos hormona prolactina (que se en encuentra en las lágrimas emocionales) que las mujeres.

Una vez más, las hormonas juegan un papel preponderante. Sin embargo, esto puede tener un mensaje interesante detrás…
Cuando un hombre llora (no porque vio una película – estas lágrimas tienen una composición química diferente –), lo hace de verdad.
Y éstas son lágrimas que valdrían la pena compartir. ¿Por qué?

Primeramente, porque es el reconocimiento de una emoción por medio del alivio de una tensión acumulada.
Este reconocimiento brinda beneficios que podría evitar numerosas conductas autodestructivas.
¿Soluciona algo? Quizá, muchas veces, no solucione nada, pero no es su finalidad. Ni siquiera importa si nos hace sentir bien después o no.

En realidad, el llorar genera empatía y permite comunicarnos desde el sentir, desde el lenguaje no verbal, mucho más allá de las palabras.
¿No es agradable el no tener que decir nada y simplemente llorar? El lenguaje, en momentos, queda corto.
Esto tiene un gran valor para establecer lazos y vínculos profundos con los otros. Algo de lo que muchas personas huyen, pero en el fondo, lo buscan desesperadamente…