Por lo general, hay dos tipos de personas: las que buscan comprar un auto para sacarle provecho y conservarlo hasta que ya no de más de sí, y las que les gusta – siempre – traer un auto nuevo, un auto vigente, que esté de moda.
¿Qué es moda? Es una tendencia adoptada por una gran parte de la sociedad en un determinado momento. Por lo que sí, es temporal, y una vez que «pasa de moda», pierde su valor.

El comprar un auto «de moda» no está mal, siempre y cuando haya una estrategia financiera detrás. Porque, aunque no lo creas, el construir una estrategia financiera involucra muchos más aspectos de los que crees:
1. Uso del auto y consumo. Ok, morías por un auto de mayor tamaño o desempeño. Es un auto que está en boca de todos por ser muy bueno, amigos ya lo compraron y es de los más vendidos en su segmento.
Pero realmente, no necesitas un auto así. Son tres en tu familia (tomándote en cuenta), pocas veces salen de la ciudad y tu hijo o hija tiene más de 10 años.

El comprar un auto con más equipamiento, más potencia o de mayor tamaño impactará directamente en tus gastos semanales: consumirá más gasolina.
Y al final, no está satisfaciendo tus necesidades porque realmente ofrece prestaciones para un público determinado.
«Pero soy feliz con mi compra irracional», dirás. El problema es que la emoción es pasajera y la cruda realidad es el pan de todos los días. Al final, a nadie le sobra el dinero.
Finalmente, ningún auto debe superar el 20 – 22 % de tus ingresos.

2. Mantenimiento y refacciones. Sacaste las cuentas y te alcanza justo para pagar el auto a crédito. Pero no contabas con que las refacciones son muy elevadas, al igual que el servicio. Al final, el conservar la garantía, tiene un precio elevado.
3. Color. En el momento del lanzamiento se veía muy bien en ese color y tu auto lucía fresco y nuevo en las calles. Pero, un año después, ya no es novedad e incluso dos años después, se ve muy pasado de moda.
Cuando llegue el momento de venderlo, seguramente te enfrentarás con un menor valor de reventa.

4. Confiabilidad a largo plazo: servicio. Te gustó el auto y te convenciste (¡y te convencieron!). Pero no te asesoraste ni preguntaste cómo es el servicio postventa y la atención a cliente. ¡Zaz!
5. Infoentretenimiento y navegación. Por un precio más elevado, te llevaste un mejor equipamiento. No ibas por eso, pero lo aceptaste.
¿En verdad era tan importante en tu día a día? ¿Tienes un trabajo y un estilo de vida que realmente amerita ese tipo de conectividad y tecnología?

6. Espacio estacionamiento. Te has dado cuenta que el auto ya no cabe y está sujeto a rayones y golpes. Ahora tienes que ser más cuidadoso y tienes que buscar estacionamientos privados.
7. Resultó no ser tan buen auto. Después de dos años, empezaron a salir las fallas, mucho antes de lo que esperabas. Sin embargo, te das cuenta que, lo que te faltó, fue informarte a profundidad.
8. Inseguridad. Todos los días pasas por una zona muy peligrosa. Muy tarde te percataste que el traer ese auto en particular te hace sentir vulnerable.

Me gusta estrenar y estar a la moda, ¿qué me conviene?
Si te gusta traer auto nuevo por tu trabajo, por estatus o por gusto personal, te sugerimos revises los planes de arrendamiento que ofrecen las marcas.
Y, antes que otra cosa, hazte el hábito de investigar e informarte de cada detalle del producto que estás por adquirir.