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Familia se ve forzada a dormir a su perrito en la cajuela del auto en la calle por contingencia

No fue exactamente la despedida que les hubiera gustado

¿Te imaginas tener que despedir a tu perrito en tiempos de contingencia? Sin duda, una decisión difícil para los dueños, a causa de las restricciones de distanciamiento social.

Así es la historia de una familia de cuatro procedente de Reino Unido, que tuvo que despedir a su Border Collie de una forma poco deseable.

Con información de Daily Mail, el perrito de nombre Shearer, con 14 años de edad, padecía de una enfermedad grave.

Debido a sus problemas para comer y respirar, el adiós no se podía prolongar. Sin embargo, la experiencia sería dolorosa tanto para la familia como para el veterinario.

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Un difícil adiós

Para empezar, Shearer siempre temía visitar el veterinario. Por esta razón, la familia no deseaba que sus últimos momentos los pasara allí, por la ansiedad que le producía.

Sin embargo, por otro lado, tampoco podrían hacerlo en la sala de su casa, su lugar favorito denominado «collie corner» (esquina collie).

Esto debido a que, por las restricciones de la cuarentena, el veterinario, el Dr. Scott Miller, no tiene permitido ingresar a la casa, ni siquiera al jardín.

Al final, la única opción fue practicar la eutanasia en un punto intermedio: en la cajuela de su auto. En palabras del veterinario, con 23 años de experiencia, este momento ha sido el «más desgarrador» y «un punto bajo en su carrera».

En palabras de la dueña del perrito, Bethany Long, de 28 años de edad, para el portal británico:

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«Siempre supimos que queríamos que Shearer tomara su último aliento en casa, en su espacio favorito detrás del sofá escondido en la «esquina collie» al lado de la estantería.

Éste era su lugar seguro y donde pasaba todos los días de su vida, desde ocho semanas hasta casi 15 años.

Nunca entró en las perreras y venía de vacaciones en familia. Nunca pasamos una noche lejos de él, aparte de las noches que tuvo cirugía.

Odiaba a los veterinarios (…) cualquier manipulación formal, incluso de nosotros.»

Despedida pública

Además de que el perrito no podría irse tranquilo en su lugar favorito, la familia tuvo que pasar por las miradas de la gente en la calle.

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Para empezar, no todos los familiares podían estar presente por las restricciones. A su vez, el lugar designado para hacerlo, se encontraba en una calle principal.

«En los momentos de dolor y pena no estábamos pensando en que otros estuvieran mirando, pero debe haber sido difícil si otros presenciaron esos momentos tan íntimos«.

Incluso, el veterinario alegó que algunos miembros de la familia tuvieron que sentarse en el automóvil por privacidad. Esto debido al sentimiento de dolor por el que estaban atravesando.

De la misma manera, fue difícil el no poder abrazar a los presentes e incluso, tal como señaló el veterinario, poder ofrecer una sonrisa con el cubre bocas puesto.

A su vez, la familia tuvo que permanecer a una distancia segura mientras se realizaba el procedimiento. Sin embargo, no son los únicos que se despiden a la distancia de su perrito en estos tiempos.

Muchas familias han tenido que dejar que sea el veterinario y su personal quienes lo hagan en su consultorio sin nadie más presente.

No cabe duda, que también los veterinarios hacen una gran labor durante este periodo de pandemia.

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