La era de Big Brother ya está más que instaurada. Realmente, hay cámaras en todos lados: en las casas, en los edificios, en las calles… y en el poder de los individuos, quienes gustan de grabar, literalmente, todo.
En la modernidad, las personas se empoderan con la tecnología. El celular y las redes sociales, sus herramientas de poder, han ocasionado que no haya nada ni nadie que regule todos los contenidos que se suben a internet.
¿Humillación? ¿Difamación? A la mayoría no le importa las consecuencias, lo relevante es subir a la red. Sin embargo, ¿hasta qué punto es admisible grabar con el celular incluso cuando la reputación de una persona puede verse gravemente dañada afectando su empleo o a su familia?
Las dos caras de la moneda
¿Recuerdas el video de Lord Puente? Si no lo viste, es un conductor que busca meterse a la fila a toda costa, incluso cuando esto significa pegarse (literal) al auto de enfrente.
El conductor del coche de atrás, impresionado por el hecho, decide grabarlo. Al darse cuenta de que lo estaba grabando, decide bajarse del carro y subirse a su cofre.
A su vez, los Supercívicos realizan esto desde hace tiempo atrás. Un ejemplo, cuando publicaron un video de un señor con gafete que detiene a los automovilistas que se formaron apropiadamente a la fila – y que llevan tiempo esperando – para dejar pasar a unos automovilistas que le pagan una cuota.
Qué tal este video de un conductor que quiso agredir a un ciclista, se molesta de que lo esté filmando y al final sufre una caída.
No por nada, diversas películas y series, como «The Circle» o «Black Mirror» han abordado el tema de la pérdida de privacidad. Aunque haya casos que pudieran estar justificados, esto ha creado una cultura de propagación en la que adolescentes se han suicidado por videos que dañaron su reputación en redes sociales.
En el caso de los incidentes viales, una de las ventajas de grabar con el celular es cuando el contenido sirve como evidencia para una denuncia o un juicio, especialmente por abusos de poder de la autoridad.
Sin embargo, en muchas ocasiones, el fin en sí mismo es sacarlo a la luz pública para que el video se comparta y se propague.
Las consecuencias
En Reino Unido, oficiales de la policía que decidieron grabar y exponer a un conductor antes de siquiera detenerlo e infraccionarlo. Definitivamente, hay acciones que son reprobables y la viralización de ciertos videos ayuda a poner un tema sobre la mesa.
Sin embargo, es necesario tener la madurez y la ética para discernir cuándo está justificado, si es que lo está. Finalmente, una persona también puede ser víctima de acoso por las cámaras del celular.
A su vez, los niños que observan esta forma de proceder les puede parecer normal exponer a alguien públicamente antes de dialogar o incluso prever las consecuencias para la otra persona. Y sí, las consecuencias pueden ser desastrosas.
Nuestra recomendación es discernir si el material puede servir como evidencia en caso de proceder legalmente. Si no hay denuncia de por medio, es indispensable reconocer las propias motivaciones: ¿por qué lo hago? ¿qué espero con ello? ¿aporta algo positivo a mi persona y a los demás? ¿tiene un beneficio el hacerlo público? ¿para quién?
Dashcam
Pongamos de ejemplo las cámaras para el auto o dashcam, cuyo uso ha sido regulado en muchos países, con la finalidad de que esté alineado a la ley de protección de datos personales. Por ejemplo, en la mayoría de los países, no está permitido vender las imágenes o subirlas a internet. Finalmente, es ilegal usar la imagen de otra persona sin su consentimiento.
De la misma manera, el que se muestren las matrículas de otros automóviles en un video que se hace público puede infringir la ley, dependiendo de cada país.
Para tenerlo más claro, un uso seguro del video que ha capturado una dashcam es utilizarlo como evidencia en un proceso judicial. Sin embargo, no tanto así para subir el video a redes sociales, a pesar de que lo vemos día con día.
Esto es porque el contenido de estas cámaras debe ser considerado para uso doméstico y privado. Por esta razón, en muchos de los videos las placas o las caras de las personas se omiten.
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