Razonas hay muchas para considerar comprar una moto como medio de transporte. No sólo es un vehículo más accesible, sino también una atractiva alternativa en ciudades congestionadas.
Si bien no es correcto ni legal que las motos rebasen entre carriles como lo hacen, los conductores de moto buscan sacarle el máximo provecho para llegar antes a su destino.
Además, seamos honestos, ¡es un vehículo fenomenal! Dejando a un lado los temores y los riesgos (que en un momento abordaremos), la moto es sinónimo de libertad, emoción, aventura y atrevimiento.
La cuestión es que no es para todos. El factor mental y emocional cuenta, ¡y mucho! Por lo que si estás considerando comprarte una moto, es indispensable que tomes en cuenta lo siguiente.
Comprarme o no una moto
Primeramente, tienes que conocer tu carácter. Aunque a las personas que conducen motocicletas les gusta la adrenalina, esto puede jugar en su contra si no saben controlar sus impulsos y tomar buenas decisiones.
Es indispensable estar consciente de los dos principios de las motos:
– Hay dos tipo de motociclistas: los que ya se cayeron y los que se van a caer.
– La principal diferencia entre un auto y una moto, es que en el auto vas dentro de una bala, mientras que en la moto, tú eres la bala. (Hablando en términos de seguridad y protección).
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Platicando con numerosos motociclistas, todos coinciden en algo: el estado anímico sí importa. Si el conductor está demasiado alterado, esto afectará su conducción por una simple razón: estará menos alerta.
Y vaya que esto es importante porque en la moto, TU VIDA depende de tu enfoque, de tu atención plena. A su vez, debes estar consciente de que una cosa es usar la moto con fines deportivos y recreativos (si quieres verlo así), y otra cosa muy diferente es usarla como tu medio de transporte diario.
Debes saber diferenciar cuándo es momento de probar tu moto y divertirte, y cuándo es momento de llevarla tranquila. Si no distingues esta diferencia y en el fondo sientes temor por ti mismo porque tomas muchos riesgos, te expones y no te sabes controlar, es mejor que la pienses dos veces.
A su vez, si ya le perdiste el miedo y tienes exceso de confianza, esto también es una señal de alerta. Nunca hay camino seguro, fácil, ni dominado. Aunque pases diario por la misma calle, esa calle cambia cada minuto. La calle de ayer no es la calle de hoy.
Finalmente, un gran porcentaje de los accidentes en moto se debe a que los conductores ingirieron alcohol. ¿Roadtrip, libertad y cervezas? No tan buena idea.
Y la regla de oro…
Si al final te decides por una moto, toma en cuenta que en tu presupuesto necesariamente debes contemplar (¡sí o sí!) un equipamiento de protección certificado, incluyendo el casco, la careta, los pantalones, las chamarras, botas y guantes.
¿Qué opinas?