Después de escalar 20 metros de un iceberg para convertir su trabajo en realidad, Orlando Duque se dio tiempo de romper su propia marca con ayuda de un crampón, dos piolets y un traje de neopreno de 7 milímetros de grosor, todo esto para desafiar los fríos parajes de la Antártida.
Nacido en Cali, Colombia, Duque comenzó a redactar una nueva aventura el pasado 5 de enero, mismo día que tomó la decisión de saltar desde un gigantesco témpano de hielo, tomar valor y conseguir mostrarle a la humanidad que el mundo se está perdiendo debido a la mala educación que nos ostenta.
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Su recorrido fue basado en 10 kilómetros partiendo desde Colombia por medio de un avión hasta llegar a Chile, donde abordaría un buque en Punta Arenas, en el estrello de Magallanes, y conectando con el océano Atlántico y el Pacífico.
«El paisaje era increíble. Majestuoso. En ese recorrido se veían montañas de hielo. Por ejemplo, lo que uno ve en las ciudades como un edificio, allá son bloques de hielo gigantescos”, fueron las declaraciones de Orlando Duque, quien duró 31 en las heladas frías del Polo sur.
31 días, 100 personas, 3500 kilómetros todo para saltar desde el lugar más misterioso y gélido del planeta, Orlando Duque logra demostrar una vez más de qué está hecho 💪🏼💪🏼#Antarctica #OrlandoDuque #Cliffdiving #Ice #tedaalas #energia pic.twitter.com/NQtNxItvmm
— Red Bull Colombia (@redbullCOL) May 24, 2018
Por su parte, una de las cuestiones que más le ayudaron al colombiano para localizar el punto importante fue la naturaleza, es decir, subraya que gracias a los ruidos, clima, forma de vida de los animales que viven ahí pudo conseguir su objetivo.
«Por momentos cuando estaba en el interior del buque escuchaba crujir los glaciares mientras se desprendían grandes bloques de hielo o icebergs, similares a los que yo buscaba para saltar”, aseveró el ganador mundial en 13 ocasiones de clavados de gran altura.
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Buzos, médicos, enfermeros, fotógrafos, camarógrafos y su esposa, fueron parte del equipo que conformaron junto con el atleta, quien agregó ”cuando logré escalarlo me tocó picar un poco de hielo en la punta desde donde iba a saltar para poder tener un espacio en el que tuviera estabilidad. Mi mayor miedo en ese momento era que se desprendiera un trozo de hielo y que mi sueño acabara ahí. Era muy peligroso”.
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