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“Siempre tuve la mentalidad de subir al podio en México 68”: Agustín Zaragoza

El ex boxeador relata lo complicado que fue participar en los Juegos Olímpicos en una categoría diferente a la suya, pero su meta siempre fue conseguir una medalla

Agustín Zaragoza nos habla de su experiencia al subir al podio en México 68 Agustín Zaragoza nos habla de su experiencia al subir al podio en México 68

Agustín Zaragoza Reyna puede presumir que sabe lo que es ganar una medalla olímpica y en su propio país. El ex pugilista probó las mieles de la gloria al obtener la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de México 68.

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En entrevista para Publisport, Zaragoza Reyna relató que fue complicado colgarse el metal porque él pertenecía a la categoría welter pero tuvo que subir a peso medio para poder competir en los juegos que organizó México. Aunque aclaró que por su mente no pasaba otra cosa que subirse al podio, sin importar de qué color sería la medalla que obtuviera. Y que al final quedó muy satisfecho por ser uno de los mejores boxeadores de aquel momento y que la bandera de México ondeara junto a las de otras potencias del boxeo.

Los Juegos de México 68 se llevaron a cabo pocos días después de lo sucedido el 2 de octubre con los estudiantes en Tlatelolco; sin embargo, Agustín aceptó que durante el certamen no estaba muy enterado del tema, debido a que los atletas estaban un tanto aislados en la villa olímpica, y que durante sus participaciones no percibió un ambiente raro entre la afición mexicana.

¿Qué significó representar a México en los Juegos Olímpicos y que estos fueran en su propio país?

— Yo iba a competir en los juegos de Tokio 1964, pero desgraciadamente no se me hizo, me ganaron en la última pelea y el que me ganó fue el que representó a México. Fue a Japón, no tuvo fortuna y perdió en la primer pelea. Después de ahí fue la votación de dónde iba a ser la siguiente olimpiada y fue elegido México. Posterior a eso me seguí preparando iniciando un trabajo más tranquilo y a gusto por que sabía que si íbamos a tener la olimpiada en México iba a ser un poco fuerte, sabiendo que aquí cómo iban a pelearnos siendo mexicanos. Para mí fue muy agradable y bonita, y me seguí preparando para ganar campeonatos en la Ciudad de México, estatales y nacionales. Posteriormente fue a Juegos Centroamericanos y Panamericanos para después regresar a México para la olimpiada.

El proceso para México 68 lo hizo en peso welter, pero terminó peleando en peso medio, ¿qué fue lo que sucedió?

— Estaba en un peso más abajo pero por mi estatura me decían que compitiera en un peso más arriba; sin embargo, no podía dar más de los 75 kilos, nada más llegaba a los 70. Tuve que hacer méritos comiendo de más para seguir en la refriega de los demás campeonatos. Afortunadamente estuve ganando, siempre representando a México, y conseguía medallas de oro, plata o bronce, pero siempre me consideraron un elemento favorable para seguir compitiendo.

¿Cómo fue enfrentarse con rivales de una categoría cuando usted pertenecía a una inferior?

— Siempre me faltaba un poco de peso, por fortuna me consideraba más fuerte mentalmente. Creo que eso me ayudó mucho, porque si uno no está preparado mentalmente no podrá soportar los castigos. Afortunadamente no salí con boxeadores que me superaran. Gracias a eso comencé a estar en las semanas internacionales que se realizaron aquí en México y salí adelante. En la primer semana vencí a Cuba y Francia, y obtuve la medalla de oro. Para mí fue muy emocionante porque seguí compitiendo porque siempre estaba en el podio, que era lo más importante para seguir en el ranking para estar como olímpico.

¿Cómo se sintió al pelear en su propio país?

— Afortunadamente se peleó al medio día, contra Brasil, y obtuve el triunfo por puntos, por decisión. En ese momento pensé por lo menos pasé la primera pelea y con eso ganas un poco más de confianza. Llegué a las semifinales y me tocó el checoslovaco (Jan Heiduk) que fue donde estuvo un poco apurado, pero pude sobresalir y le gané. Con eso mínimo me coloqué en el medallero y así podía seguir adelante. Fue una pelea bastante cansada, fuerte y por fortuna salimos adelante.

¿Cuál fue su sentimiento al estar en el podio y recibir la medalla de bronce ante la afición mexicana?

— Siempre es una satisfacción propia porque ya estaba acostumbrado a tratar de hacer lo imposible para subir al podio, nunca tuve otra mentalidad de subir al podio en un campeonato, no importa si era primero, segundo o tercero, pero el chiste era estar entre los mejores. En esa ocasión estuvo Inglaterra, Rusia, Estados Unidos y México, con su servidor. Entonces dije ‘estamos cuatro de potencia boxística’.

Agustín Zaragoza

¿Qué recuerda de lo que se habló de usted en ese momento?

— La prensa quería entrevistas, ya estaba acostumbrado, pero a veces no quería hablar porque luego decían porque me preguntaban que ¿por qué no había hecho esto o aquello? Pero siempre decía uno que me faltaba un poco de peso, con cinco kilos menos que los demás estaba un poco más desnutrido y los demás me superaban en eso.

¿Cómo se percibía el ambiente después de lo sucedido el 2 de octubre?

— Nosotros casi no estábamos en ese ambiente porque nos ocultaban eso. Después de que finalizaran los Juegos Olímpicos, invitaron a los medallistas al Castillo de Chapultepec para tener una reunión con el presidente Gustavo Díaz Ordaz. Ahí nos dijeron que estábamos dentro un momento explosivo pero no sabíamos muy bien de eso, porque nos habían ocultado lo que había pasado el 2 de octubre. Estábamos concentrados en la villa olímpica y por lo regular no estábamos muy enterados porque ahí los únicos que salían eran los que competían y se los llevaban en camiones extremadamente vigilados y se regresaba de la misma forma. No se tenía la libertad para andar por un lado u otro. Jamás supimos hasta después. Nos preguntaban del tema y estábamos un poco norteados. Algo se había oído de los problemas con los estudiantes pero no a fondo.

¿Cuál fue su reacción al enterarse de lo sucedido?

— Lo que a mí me correspondió decir fue cada quien con su problemas porque nosotros el problema que teníamos era competir y la única orden que recibimos fue pelear por México.

¿Nunca pensó en ser boxeador profesional?

— Desgraciadamente mi pensamiento no estaba eso. Me dijeron que me iban a ayudar con un sueldo como trabajador, entrenando, yo dije tengo el dinero exacto, estoy entrenando y ayudando a México y eso se me hizo fácil. Me hablaron un par de promotores que me dijeron que en seis meses me hacían campeón del mundo, yo no me la tragué, no pensé que fuera tan fácil, entonces no me llamó la atención.

 

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