Hace 50 años, en los Juegos Olímpicos celebrados en México, ante la mirada de todo el mundo, Norma Enriqueta Basilio Sotelo se convirtió en la primera mujer en portar la antorcha olímpica y encender el pebetero del Estadio Olímpico Universitario, con ello se rompieron paradigmas y se abrió el camino para la equidad de género en el mundo del deporte.
“Siempre tuve la mentalidad de subir al podio en México 68”: Agustín Zaragoza
En aquel entonces la atleta originaria de Mexicali, Baja California, tenía 20 años y era una novata, antes de su participación en los Juegos Olímpicos, únicamente había disputado dos torneos internacionales: Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, en 1967 y una competición en Cuba a principios de 1968.
En el 68 Queta tuvo actividad en dos categorías diferentes; 400 metros y 80 metros con vallas, en las cuales terminó en el lugar 24 de 29 y en el 25 de 32, respectivamente. Luego de su participación en los Juegos olímpicos, Basilio Sotelo tuvo tres hijos, Mario, Enriqueta y Oliver, que como ella, decidieron seguir el camino del deporte.
Del 2000 al 2003 ocupó el cargo de diputada federal por elección plurinominal por el PRI, una vez en el puesto propuso la obligatoriedad por parte del Estado de fomentar y promover la cultura física como un instrumento importante de la educación, así como la visión innovadora del deporte como un importante factor en la prevención del delito.
En diversas ocasiones Basilio ha recibido numerosos reconocimientos de organizaciones privadas así como por parte del gobierno, por su labor y compromiso con el deporte nacional, en 2016 el Senado reconoció su trayectoria y la apoyó económicamente para cubrir los gastos de recuperación luego de que sufriera una fractura de cadera así como para continuar el tratamiento para la enfermedad neurodegenerativa que le fue detectada desde hace más de veinte años.
A pesar de su estado de salud, Enriqueta se mantiene positiva y cerca del mundo del deporte, así lo demostró el pasado 25 de agosto, cuando de nueva cuenta volvió a encender el pebetero para conmemorar medio siglo de los históricos Juegos Olímpicos de 1968 y como preludio del XXXVI Maratón Internacional de la Ciudad de México.
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También recordó cómo surgió la idea de que una mujer encendiera el pebetero: “Fue el ingenio del presidente del Comité Organizador, ¿quién se iba a imaginar que iba a ser una mujer quien encendiera el pebetero? dijo: ‘estamos en un país de machos, vamos a demostrar que en México tiene otra imagen’, estoy muy contenta, muy orgullosa de lo que he hecho”, finalizó Enriqueta Basilio, que a 50 años de haberse convertido en un icono del deporte mundial continúa comprometida con la difusión de la cultura física.