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Adalid Maganda espera que el racismo se acabe con el nuevo gobierno

El árbitro señala que fue víctima de racismo por parte de Arturo Brizio

El árbitro mexicano Adalid Maganda, quien demandó a la Federación Mexicana de Futbol por despido injustificado y racismo, dijo este jueves a Efe que espera que la discriminación se acabe con el cambio de gobierno en México, el 1 de diciembre.

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«Cuando tuvimos la reunión con los diputados (de Movimiento Regeneración Nacional, Morena), como tienen la mayoría en el congreso me comentaron que harían lo posible para que no siguieran sucediendo estos casos con la gente de color en pleno siglo XXI», dijo a Efe el árbitro.

Maganda ha acusado a Arturo Brizio, titular de la Comisión de Arbitraje de la Federación, de haberlo despedido hace ocho meses sin otra razón más que el color de piel.

Aseguró que Brizio lo llamó «pinche negro» y por ello pidió ayuda a diputados de la LXIV Legislatura que entró en funciones el pasado 1 de septiembre.

Maganda, nacido en la ciudad mexicana de Huehuetán, estado de Guerrero, espera que el Congreso pueda atender su denuncia al tener mayoría de Morena, el partido del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador.

«Me comentaron que la cuarta transformación sí se va a dar y espero contar con su apoyo porque la diputada que me apoya es del Partido del Trabajo (PT) y ellos están en alianza con Morena”.

El 27 de noviembre Maganda tendrá una última audiencia en la Junta de Conciliación y Arbitraje en la Ciudad de México en espera de ser restituido en su labor como árbitro de futbol.

Brizio ha mencionado en medios informativos mexicanos que el cese de Maganda fue una decisión exclusivamente profesional y deportiva, al presentar sobrepeso y no pasar las pruebas físicas exigidas a los árbitros.

Maganda manifestó tener «miedo» de Brizio porque declaró que el exárbitro mundialista en Estados Unidos 1994 y Francia 1998 tiene en México «amigos muy influyentes».

«Tengo temor que mis abogados se vendan, porque la federación es un monstruo en México y no le rinde cuentas a nadie, a ninguna autoridad».

Maganda, de 34 años, comentó haber sido amenazado y golpeado, lo cual le obligó a cambiar de residencia junto a su familia del Estado de México, centro del país, al puerto de Acapulco.

Lamentó también que su acercamiento con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) no haya tenido ninguna repercusión en su denuncia.

Maganda mostró su enojo porque en México a un famoso pastel empaquetado llamado «Negrito» se le cambió el nombre porque resultaba ofensivo y en su caso «aún no ha ocurrido nada».

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