Paola Espinosa es un referente de los clavados en México y el 2019 marcó su regreso a las competencias internacionales. Como toda una veterana, mostró su experiencia al conseguir un bronce, junto a Melany Hernández en el Campeonato Mundial de Natación de Gwangju, además de la plaza olímpica en trampolín de 3 metros sincronizados; mientras que en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 sumó otros dos bronces.
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Sin embargo, la clavadista señaló en entrevista con Publisport que lo más difícil que ha enfrentado en su carrera no fue cambiar de la plataforma a trampolín o las lesiones, sino regresar a la competencia de alto nivel después de haberse convertido en madre.
¿Cómo calificas este 2019?
— Este año para mí fue muy importante, es mi regreso a competencias internacionales de buen nivel y me siento muy contenta y orgullosa porque termino esta temporada con una medalla de bronce en el campeonato del mundo, doy pase para México a los próximos Juegos Olímpicos en una prueba que desde el 2004 no se daba. No podíamos llevar equipo completo porque la prueba de tres metros sincronizados no había lugar para México y en esta ocasión, para mí, es de las pruebas más difíciles de obtener y hacerlo en la primera oportunidad, que es el campeonato del mundo, es un orgullo y un logro. Estoy contenta con este resultado porque después de haber regresado, de haber sido mamá, sigo siendo de lo mejor del mundo y eso me hace sentir muy orgullosa, porque he trabajado mucho, nadie me ha regalado nada, todo me lo he ganado con mucha disciplina y mucho esfuerzo. Y con estas dos medallas en los Juegos Panamericanos, feliz, porque ya llevo 15 medallas en mi historia, lo cual me hace sentir muy orgullosa.
¿Cómo fue estar en Lima acompañada de tu familia y cómo te ve tu hija?
— Aún no sé cómo me ve ella. Ella sabe que soy su mamá y punto, pero para mí es súper bonito, porque desde que estaba en mi panza siempre soñé que ella me pudiera ver desde las gradas en una competencia, que viera a una mamá luchadora, a una mamá valiente, una mamá que se enfrenta a cualquier cosa que le toque vivir y siempre he pensado que quiero inculcarle valores importantes, como lo hicieron mis papás conmigo, que fue inculcármelos desde casa y que el deporte fue el que me enseñó a desarrollarlos y eso quiero que mi hija vea de su mamá y de su papá también. Que vea a sus papás apasionados por lo que hacen, el amor que le pones a lo que más nos gusta hacer, que todo lo que hacemos lo hacemos por ella, que ella puede ser valiente, que puede soñar en grande.
¿Por qué México es tan exitoso en los clavados?
— Clavados ha sido un deporte en México con mucha historia y es muy padre, porque la historia sigue adelante y me da mucha emoción ser parte de la historia de México. Creo que simplemente somos talentosos para hacer este deporte, somos gente que tenemos la cualidad de ser muy valientes y aguerridos, y que para subirte a un trampolín o una plataforma de 10 metros muchas veces da miedo, pero los mexicanos podemos enfrentarnos a eso. Físicamente somos una raza fuerte, explosiva, que podemos ser muy rápidos en el aire y esto lo hemos aprovechado en conjunto.
¿Cómo superas los retos de las lesiones y la maternidad?
— El deporte de alto rendimiento es muy padre, pero no es de tanta salud como se dice. Cada día exige tu 100%, más en este deporte que es riesgoso, que te puede pasar un accidente en la plataforma o en la misma alberca. He tenido lesiones muy fuertes, como la de la espalda que fue muy dolorosa y fea, pero el tema de la maternidad ha sido el reto más grande porque estuve acostumbrada mucho tiempo a pensar mis objetivos, soñarlos, y simplemente a trabajar aunque se vieran difíciles, pero el trabajo ya me lo sabía. Era un camino que yo ya sabía por dónde tenía que ir, pero después de la maternidad era algo que no sabía qué tenía que hacer. Primero con la gran responsabilidad de tener a mi hija y después decía que sí voy a regresar a los clavados y voy a hacer todo lo posible y todo va a salir bien, pero me costó dos veces más de lo que pensaba. Subí 14 kilos durante mi embarazo, poderlos bajar de verdad fue muy complicado. Tuve que poner muchísimo de mi parte, de mi mente, de mi cuerpo. Siempre fui disciplinada, pero mi cuerpo no cedía a ese cambio por el tema normal de ser mujer. Me costó mucho trabajo ponerme en forma y después de esto regresar a una prueba que hace muchos años no hacía, que es el trampolín de 3 metros, dedicarme a algo diferente, a algo nuevo, en una nueva ciudad y con un nuevo entrenador, con una familia, con una hija; muchos retos nuevos que tuve que enfrentar en mi vida, pero que sí fueron el doble de complicado de lo que pensé en algún momento, pero hoy por hoy puedo decir que todo ha valido la pena y creo que no te das cuenta de lo que eres capaz de hacer hasta que lo pruebas.
¿Qué te falta apuntalar de cara a los Juegos Olímpicos de 2020?
— Obviamente entrenamiento, no hay algo en específico. A lo que sí le tengo que echar muchas ganas es a mi peso, tengo que empezar a subir de peso y la verdad es que lo he intentado, me ha costado trabajo, pero esto ya tiene que ser más estricto en esta ocasión y creo que la mentalidad está. Tengo muchas ganas, tengo la motivación de estar en Tokio, y quiero pelear una medalla; estar ahí y sentirme que estoy dentro de lo mejor que hay en el mundo y que como las chinas y las canadienses, yo también soy capaz de pelear por una medalla.
¿Crees que el gobierno le ha quedado a deber a los atletas?
— Uno como atleta siempre quiere más cosas, siempre exige más para nuestro propio rendimiento, para dar la cara por nuestro país. De este lado, como atleta, creo que hacen falta muchas cosas en cada deporte, pero estamos trabajando bien. Las cosas se están dando bien, como se tienen que dar, como ahora este primer paso (Juegos Panamericanos) fue un logro histórico para la delegación. Estoy muy contenta que si en algún momento se ha fallado se reconozca y se quiera mejorar.
¿Qué representan para ti las becas que dio AMLO?
— Es un reconocimiento y una motivación para seguir entrenando más fuerte y para saber que al pueblo mexicano le está gustando lo que estamos haciendo, están reconociendo nuestro trabajo de esta manera.