Los últimos días han sido sumamente fructíferos en la búsqueda de información explosiva, esa que vende y da rating a los medios de comunicación, pero que poco tiene que ver con lo más atractivo y espectacular de este deporte y que es, sin duda, lo que pasa en la cancha con el balón de por medio y en plena búsqueda de la victoria.
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Y para probarlo hagamos un recuento:
Primero fue el regreso a escena de Víctor Garcés y Alfredo Álvarez Cuevas en Cruz Azul y la consecuente salida de Ricardo Peláez de La Noria, todo como parte de un acuerdo (favor con favor se paga) para evitarle mayores complicaciones a Billy, actual presidente, quien cada vez más debilitado, enfrenta acusaciones por desvío de fondos de la Cooperativa cementera.
Después el nuevo capítulo del ya recurrente escándalo de los adeudos en Veracruz y la tardía e ineficiente participación de la Liga MX, para que se solucione el asunto antes de que algún documento peligroso llegué a los escritorios de la FIFA, que sin embargo, ya está muy enterada del tema tras el lío que se armó entre los Tiburones y los Tigres en los primeros cinco minutos de su duelo.
Le siguió la vergonzosa y violenta demostración de intolerancia de los seguidores del Querétaro y del Atlético de San Luis, quienes como energúmenos, parecían querer matarse antes que buscar divertirse con el juego entre los Gallos y los potosinos.
A continuación se confirmó la llegada de Ricardo Peláez al rebaño sagrado, un deseo de hace mucho tiempo de Jorge Vergara y que por fin logró consolidar su hijo Amaury para poner orden en el vestidor de las populares pero mal portadas Chivas y comenzar un nuevo y quizá millonario proyecto destinado a pelear de nuevo por el título y no solamente por eludir el descenso.
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Todo hasta llegar a la ya esperada, pero no por ello menos polémica, renuncia de Rodrigo Ares de Parga de su cargo como Presidente del Patronato universitario que maneja el destino de los Pumas y que ante el cada vez más cercano proceso de selección del nuevo Rector de la UNAM, representaba un incómodo estorbo para el actual jerarca Enrique Graue, por su mala imagen, luego de ser acusado de lavado de dinero, sin olvidar los ridículos escándalos derivados por su déspota y altanera forma de ser y de actuar ante jugadores, directivos y empleados de escritorio del cuadro felino.
Y en todos los casos sería lógico pensar que habrá consecuencias, positivas o negativas, en los resultados de la jornada 15 o más adelante, sin embargo lo bueno es que cuando rueda la pelota todo cambia, mucho se olvida y comienza lo mejor, aunque el América, el Cruz Azul, el Guadalajara o los Pumas no atraviesen su mejor momento, con el riesgo, para tres de los cuatro grandes, exceptuando a las Águilas, de quedar fuera otra vez de la liguilla, lo que provocaría aún más inestabilidad en sus entornos y por lo que no dejan de darle armas a la prensa para seguir desnudando sus carencias y su poca o nula congruencia, visión y estrategia, algo que hoy otros como Necaxa, Querétaro, Santos o León, manifiestan en alto grado en un torneo destinado quizá para ellos, a menos que los otros norteños, Tigres o Rayados o el Piojo y los de Coapa digan en la cancha, donde todo se disfruta, lo contrario.