Con su actuación del domingo pasado en la Monumental Plaza de Toros México, el torero mexicano José Mauricio se ganó el respeto y cariño de la afición que vio cómo se brindó ante los toros de Barralva, y que le valieron dos orejas y salir a hombros por la puerta grande.
Su demostración le valió para repetir el próximo domingo en el mismo escenario en la Corrida de Triunfadores donde está consciente del compromiso.
“Creo que dejamos el listón alto, la gente va a querer verme; pero también siento que tenemos la capacidad de repetir esto. No es una casualidad lo que hemos venido haciendo toda la temporada, hemos tenido triunfos en prácticamente todas la plazas de la República, nos hemos ido abriendo paso, y las puertas, y creo que esta es una responsabilidad mayor porque la gente va a esperar mucho de mí”.
“Lo del domingo pasado fue un campanazo que, como decía el Pana, lo oyó hasta San Pedro. Hay mucha expectación por la corrida del domingo y vamos a seguir poniendo nuestra alma, corazón y vida en juego para poder emocionar y vivir emociones que sólo se viven en el toreo”.
¿Cómo calificas tu actuación del domingo pasado?
— Una tarde muy emocionante, un regreso a la Plaza México después de cuatro años soñado y feliz por haber estado ahí, haberme entregado, que la gente se me haya entregado y haberme abierto la puerta y salir en hombros, no tengo palabras para agradecer a la afición.
¿Por qué no te habías presentado en la México?
— Son cosas administrativas y de escritorios que vive la fiesta y que a veces no comprendemos como toreros o aficionados. Pero el no haber estado cuatro años en México me dio una ilusión grandísima por volver a pisar el ruedo y gracias a eso se pudo vivir la tarde que se vivió el domingo.
¿Cómo viviste esos momentos frente a tus dos toros?
— La primera fue para mi gusto una faena donde el toro colaboró, tuvo nobleza, recorrido, fue un toro bueno para mi sentir y que me dejó expresarme. Al final perdí los trofeos pero en el segundo salí más motivado y con ganas de triunfar, necesitaba salir a hombros para hacer que mi carrera resurgiera.
“El toreo ha sido mi sueño toda la vida, ponerme frente a un toro, la embestida, sentir la muerte pasar frente a ti es una sensación única que no se vive en ningún otro lugar”, José Mauricio
El segundo toro tenía transmisión y se sentía el peligro, en cada muletazo sabía lo que estaba dejando atrás, tenía el sentido de saber dónde estaba el torero. Fue una faena accidentada, a mi peón de confianza le rompió la muñeca, al tercer banderillero estuvo a punto de pegarle una cornada y a mí me pegó una voltereta a la mitad de la faena y eso también causó mucha emoción. A la hora de entrar a matar fue matar o morir, me entregué, me pegó un arropón, me dejó inconsciente pero fue muy emocionante porque cuando salí de la enfermería el toro ya había doblado y me dieron las dos orejas. Creo que la gente que vivió eso, que nunca había visto una corrida de toros, se enamoró del toreo.
¿Qué sentiste en el momento en que el toro te prendió y te mandó al suelo?
— Sentí un golpe en el pecho, caí y después me pateó la cabeza, me pegó con los pitones y ya de ahí no me acuerdo de nada hasta que llegué a la enfermería. Empecé a sentir como si me hubieran roto los dientes porque me aventó y caí de cabeza en la arena y se me metieron piedras a la boca. Reaccioné, sentí que era tierra y pregunté cómo estaba el toro, qué había pasado y me dijeron que ya había doblado. Al final me levanté, salí a ver qué asaba porque no podía dejar la faena que había hecho así, salí de la enfermería y justo cuando salí ya había doblado el toro y me concedieron las dos orejas. Fue muy emocionante.
“Admiro a todos, a futbolistas, beisbolistas, cantantes, artistas, toreros, a toda es agente que no rinde. A lo mejor es uno en un millón los que se hacen figuras, esos son un ejemplo para mi para seguir adelante y tener tenacidad”, José Mauricio
¿Por qué rompiste en llanto?
— Estaba emocionado. Al final fue una batalla, una lucha de poderes, de emoción y de ganas de triunfar. Tenía muchas ganas de triunfar en la México, sabía que era una tarde importante y que me estaba jugando muchas cosas. Ver el triunfo y tanto sacrificio consolidado pues me rompí a llorar como niño chiquito, me emocioné mucho. Fue una tarde donde hubo magia, muchas emociones y tuve la fortuna de vivirla, de sentir, de mover fibras sensibles en mi alma porque el toreo es un arte que mueve cosas en el alma de la gente y del propio torero. Tuve la fortuna de vivir esa tarde al máximo, de entregarme, de salir a jugarme la vida y se dio.
¿Cómo estas físicamente?
— Los golpes en la cara son parte, tengo un esguince de segundo grado en el cuello, una contusión intercostal del lado izquierdo, rayones por todo el cuerpo, golpes; me duele hasta la lengua pero estamos con ganas de salir el otro domingo en la Corrida de triunfadores de la México y al final ya estamos en ella y con ganas de que sea domingo para volver a sentir y emocionarnos y emocionar.
¿Cuánto tiempo llevas dedicado al toreo?
— Llevo 17 años, 14 de matador de toros y duré dos años y medio, casi tres de novillero. Antes de debutar de novillero, desde los 10 años me quise dedicar de forma profesional al toreo y desde que tengo uso de razón me encantan los toros. Mi familia es charra, practicaba la charrería y yo también. Empecé jugando al toro en el lienzo charro y cuando nos tiraban les hacíamos el quite a los que nos braveaban y con un sombrero o sarape los toreábamos. De ahí empezó todo este sueño, esta historia que ha marcado mi vida.