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Recuerdo de las grandes batallas en la Arena Coliseo que estuvo de fiesta

Construida con lo más avanzado de la tecnología de la época el Coliseo se inauguró el 2 de abril de 1943 con capacidad para 6 mil personas

Grandes encuentros y memorias se guardan en la tradicional Arena Coliseo, tal vez, la lucha más comentada en este local fue aquella que protagonizaron Black Shadow y el Santo en un encuentro de máscara contra máscara en 1952. Se dice que el público abarrotó la arena y que aproximadamente 5 mil personas se quedaron en las inmediaciones esperando que alguien dijera «ganó el Santo». Para Don Salvador Lutteroth, fue un momento triste, al no poder ofrecerle un espacio a la gente. De ahí, vino su grandiosa idea de crear una arena más grande.

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Construida con lo más avanzado de la tecnología de la época el Coliseo se inauguró el 2 de abril de 1943 con capacidad para 6 mil personas, el famoso embudo ofrecía a los espectadores por su excelente visibilidad convirtiéndose en un templo de los deportes de contacto. Estrellas como Blue Demon, Cavernario Galindo, Gorilita Flores; entre otros tantos, se convirtieron en grandes figuras de éste escenario. El Arzobispo de México Luis M. Martínez dio la bendición, ante la presencia del Regente de la Ciudad Javier Rojo Gómez, y el presidente de la Asociación Nacional de Lucha de los Estados Unidos Harry Landy y el padre de la lucha libre mexicana, fundador del CMLL, Salvador Lutteroth González.

Aquellos encuentros explosivos fueron congregando a los aficionados. Ahí se volcaba la gente para vitorear al Charro Aguayo frente a Bobby Sampson.

El templo daba margen a nombres como Murciélago Velázquez, Ángel Blanco, El Solitario, Médico Asesino ¿extraño no? pero cierto; Blue Demon. Fue Antonio Andere de un periódico de renombre, que expresó: «Pero ahora cuando los aficionados conozcan «El Coliseo», se van a llevar una gran sorpresa, una sorpresa agradable y verán cuánto ha hecho Lutteroth en bien del deporte mexicano».

Fue el 01 de mayo de aquel 1943 cuando se presentó por primera vez en la Arena Coliseo una función de box, deporte con amplia tradición en los sectores populares y desde su nacimiento fue visto como salvaje por las clases acomodadas que gustaban de otro tipo de entretenimiento. Aquella primera función fue estelarizada por el duelo entre el campeón nacional gallo Ernesto Aguilar y Leonardo López.

El “embudo de la Lagunilla” se convirtió por mucho tiempo en el lugar donde los campeones del barrio que se convertían en ídolos nacionales. Las funciones de lunes eran dedicadas a los jóvenes en el pugilismo y así el “Púas” Olivares ganó los anhelados «Guantes de Oro» en la categoría de peso gallo. Nombres y hombres como José Medel, Mantequilla Nápoles, Vicente Zaldívar, Toluco López, Pajarito Moreno, Cuyo Hernández, El Chango Casanova, Carlos Zárate, Guadalupe Pintor, Alexis Argüello, Alfonso Zamora, Ricardo López, Pipino Cuevas, Kidd Azteca y la Chiquita González; entre muchos otros, se forjaron en el cuadrilátero de la Coliseo.

Julio Cesar Chávez se presentó en su etapa amateur, y quien se robó el corazón de los aficionados fue Raúl el “Ratón” Macías.

INICIA LA LUCHA FEMENIL

Cuando las mujeres llegaron a la lucha libre en aquel 1935 fueron vapuleadas, pero no sobre el cuadrilátero, sino en los medios de comunicación pues, quien se inició una campaña de desprestigio contra ellas calificándolas de mediocres en su debut. Pero eso no las detuvo, pues los aficionados las apoyaron y dieron pie, a que surgieran las guerreras mexicanas Chabela Romero, Toña La Tapatía, Irma González la gran embajadora, La Dama Enmascarada y La Jarochita Romero quienes más tarde intervinieron en las películas de luchadores.

En 1953 el Regente de la Ciudad de México Ernesto P. Uruchurtu dio la orden que las mujeres no se presentaran en las arenas de lucha libre, sin que se le otorgara a las empresas un documento oficial. Hasta 1986, las mujeres regresaron a los encordados encabezados esta vez por Irma González y su hija Irma Aguilar, Satanika, Mitsuki Wong (esposa del Rayo de Jalisco Jr), Toña La Tapatía. Desde entonces, hasta nuestros tiempos, las gladiadoras siguen haciendo su propia historia.

Prevalece aquel recuerdo que los maestros de la construcción dejaron al ingresar al embudo Coliseíno «Recuerdo 1943».

La Coliseo empezó a albergar el boxeo 1 de mayo de 1943|CMLL
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