El Real Madrid despertó este sábado en el escenario más difícil tras llevarse el ‘Clásico’ por 1-3 y aferrarse al liderato de la Liga Santander gracias a los goles de Fede Valverde, Sergio Ramos, que marcó con un penalti lleno de polémica, y Luka Modric, olvidando así la peor semana del último año y confirmando a Zinedine Zidane como líder indiscutible del vigente campeón liguero.
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El gen ganador del Real Madrid apareció cuando menos se esperaba, cuando el equipo estaba contra las cuerdas y todas las culpas se repartían entre el palco -por la ausencia de fichajes- y el banquillo. La lógica mandaba mensajes tras las derrotas ante el Cádiz y el Shakthar, pero el fútbol, ni los blancos sobre todo, entienden de estas cosas. Este sábado se apuntaron el primer ‘Clásico’ de la temporada contra todo pronóstico.
La tarde arrancó sin el alma que se le presupone a un duelo de máxima rivalidad, sin el ambiente previo del Clásico, sin turistas alrededor del Camp Nou buscando una entrada de forma desesperada. El partido no tuvo nada de esto por culpa de la maldita pandemia, pero sí tuvo el resto de ingredientes que se le presuponen al duelo más atractivo del fútbol español.
No faltó electricidad en el césped y en apenas diez minutos ambos habían golpeado a su oponente. Los blancos hicieron menos cicatriz a su rival, pero acabaron por desangrar a su oponente en una intervención inesperada del VAR. Hasta ese momento, a los puntos ganaba un Barça que tuvo en Ansu Fati a su mejor jugador. El joven de 17 años fue la guía de un equipo que fue a rachas aunque nunca se viese intimidado.
Karim Benzema fue el primero en romper el orden con un pase entre líneas que aprovechó Fede Valverde con un disparo cruzado que sorprendió a Neto. Solo cinco minutos y el Real Madrid ya ganaba dando un golpe sobre la mesa y negociando, al precio más alto, la visita al eterno rival. La jugada sacó los colores a Piqué en la semana de su renovación y el ‘pajarito’ definió a la perfección para sorpresa de los de Koeman.
La respuesta fue inmediata, a los tres minutos Jordi Alba cogió la moto e hizo la misma jugada de toda la vida. El lateral catalán apuró la línea de fondo, sacó el pase de la muerte y Fati dirigió el interior de su bota para batir a Courtois con gran naturalidad. El gol añadió picante a un Clásico que tenía todo el voltaje, salvo el que inyecta la grada.
Messi reclamó los focos como sólo él sabe hacerlo y pronto inquietó a Courtois con un mano a mano en el que desdibujó a Ramos. El argentino se topó con el belga y vio frustrada su primera gran ocasión. Benzema replicó acto seguido en otra buena acción que detuvo Neto. El partido era pura adrenalina para el enfado de Koeman y Zidane, cuyos planes se habían esfumado del papel para suerte del espectador.
El Barça siguió creciendo y reclamó como penalti una acción de Casemiro sobre Messi, pero la repetición confirmó que el brasileño limpió el balón sin rozar a su oponente. Así se llegó al descanso, con los blaugranas al alza y con los merengues intentando recomponerse en el centro del campo ante el evidente desgaste de sus hombres. Valverde, aparte del gol, recuperó el nivel de la temporada pasada.
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Los culés aprovecharon la inercia del primer acto para darle continuidad en el segundo. Ansu Fati no se cansó de cuestionar a la zaga blanca, la cual ya no tenía a un lesionado Nacho. El colmo de la mala suerte para Zidane, que tuvo que alinear a Lucas Vázquez como lateral derecho, la cuarta opción de su plantilla. Al tiro violento del guineano le siguió un remate de Coutinho con la cabeza que se fue rozando la red.
El Barça mereció el gol, pero el Real Madrid resistió hasta que se alcanzó la hora de partido y todo saltó por los aires. Una falta desde el costado izquierdo acabó con una refriega en el área entre Ramos y Lenglet. El camero se desprendió dos veces del francés, pero fue el central del Barça quien terminó agarrando de la camiseta a su rival. El árbitro consultó la jugada en el VAR y confirmó el penalti.
Ramos no falló a su cita con el gol, es la vigésimo quinta pena máxima consecutiva que marca, y dio alas a un Real Madrid que no disfrutaba de un penalti liguero en Can Barça desde hace 13 años. El gol cabreó a un Barça que se volcó en ataque la media hora final. Koeman metió de golpe a Dembélé, Trincao y Griezmann, pero nada de eso sirvió. Es más, el actual campeón de Liga pudo poner la guinda al triunfo.
Después de dos ocasiones marradas en botas de Ramos y Varane, que falló solo un cabezazo en el área pequeña, llegó el tercero en una contra de libro que culminó Modric con temple y mucho arte. El croata rompió la cintura a sus semejantes y definió con el exterior de su bota. El gol fue una delicia que tumbó definitivamente al conjunto culé. La teoría de los vasos comunicantes cobra más fuerza que nunca, ya son tres las jornadas que el Barça no logra la victoria en Liga, una situación que le deja en la décima posición con un partidos menos.
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