Convencidas de «servir a la patria», cada vez más mujeres abandonan la vida civil y se unen a las Fuerzas Armadas mexicanas, motivadas por el deseo de superarse y de mejorar la vida de sus familias.
Para estas soldados el cambio de la vida civil a la castrense tampoco es fácil, y pasaron ocho semanas de capacitación básica en un Centro de Adiestramiento de Combate Individual Regional en la VII Región Militar en San Cristóbal de las Casas.
Manuel Herrera Hernández, capitán segundo de Caballería, expresa que «el trato es indistinto entre hombres y mujeres; reciben el mismo trato, el mismo adiestramiento y la misma capacitación».