El rojo sangre es la coloración que distingue a las pinturas rupestres de «Gran Mural» ubicadas en un paraíso arqueológico de más de 300 cuevas en la Sierra de San Francisco en Baja California Sur.
Estas pinturas colocan a Baja California Sur, según especialistas, como el estado que preserva el mayor número de vestigios en México, desde grandes murales hasta talleres de herramientas para caza y pesca.
La cueva de San Borjita, que alberga pinturas rupestres, entre las más antiguas del estilo «Gran Mural«, tiene «una particularidad muy importante: las pinturas relatan un poco de modernidad, un poco más de avance que las demás zonas, hay caras y manos con soles impresos», explicó a Baja Press el geólogo Fabricio Múgica.
Esos trazos indican que los habitantes de aquella época «eran más analíticos; además se tiene la teoría de que usaban hematita deshidratada pulverizada con agua salada, mezcla y proceso me dio exactamente el punto adecuado de la pigmentación color rojo sangre» que utilizaban, añadió Múgica.