Corea del Norte confirmó hoy que ha probado un nuevo tipo de «arma táctica teledirigida», en una operación armada que ha elevado de nuevo las tensiones regionales y que ha sido recibida con advertencias de Estdos Unidos para que Pionyang no siga con esas «provocaciones».
El régimen norcoreano lanzó este jueves dos misiles balísticos desde la costa oriental hacia el mar, un ensayo que calificó como una «demostración de fuerza» y una llamada de advertencia a los «militares belicistas surcoreanos», según la agencia oficial KCNA.
Se trata de la primera prueba militar que realiza Pyonyang tras la histórica cumbre que reunió a su líder, Kim Jong-un, y al presidente estadounidense, Donald Trump, el pasado 30 de junio en la frontera entre las dos Coreas.
Esa operación representa una nueva protesta de Corea del Norte por los ejercicios militares castrenses programados para el mes que viene entre Estados Unidos y Corea del Sur, llamados «19-2 Dong Maeng», que tendrán un despliegue menor que en otras ocasiones.
Pero también por la introducción de «armas de ataque ultramodernas» en Corea del Sur, en aparente alusión al despliegue en 2021 de nuevos aviones de ataque estadounidenses comprados por el Gobierno de Seúl.
La información de KCNA indica que el lanzamiento fue supervisado por Kim, pero no especifica, como es habitual, qué tipo de misiles fue el utilizado para este lanzamiento, aunque acompaña fotos que muestran el despegue de uno de ellos.
En un principio, las autoridades de Seúl dijeron que uno de los misiles tuvo una trayectoria de 430 kilómetros y otro de 690 kilómetros, antes de caer al mar, pero expertos surcoreanos han revisado hoy esos datos.
Ambos proyectiles volaron cerca de 600 kilómetros, alcanzaron una altura máxima de 50 kilómetros y son similares al misil tierra-tierra Iskander, de fabricación rusa, teniendo en cuenta la trayectoria parabólica y otros datos.
Fuentes militares citadas por la agencia surcoreana Yonhap explicaron que los misiles del jueves tienen una maniobra de impulso de elevación cuando empiezan a precipitarse, un patrón parecido a los proyectiles Iskander.
Si bien Pyonyang ha usado misiles Iskander en el pasado, suelen tener un alcance de unos 400 kilómetros, menor que el rango de los lanzamientos hechos este jueves, por lo que se cree puede tratarse de un nuevo modelo.
De cualquier forma, el régimen que encabeza el dictador norcoreano ha advertido a Seúl de que no lleve a cabo «actos suicidas», aludiendo a sus ejercicios militares y la dotación de nuevas armas, ha pedido a su vecino del sur que no «comenta el error de ignorar estas advertencias».
Estados Unidos, que en el pasado ha mostrado paciencia al conocer las periódicas pruebas balísticas norcoreanas, en esta ocasión instó a Pyonyang a dejar de lado las «provocaciones».
«Esta Administración está decidida a mantener una relación diplomática con los norcoreanos y seguimos presionando y deseando que las negociaciones avancen», afirmó en una rueda de prensa la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus.
Y Trump, en una entrevista con la cadena Fox News, insistió en que Corea del Norte no ha hecho pruebas nucleares, como las realizadas antes de que comenzara el acercamiento con Estados Unidos, sino que se trata sólo de «pequeños» misiles.
También el titular del Departamento de Estado de Estdos Unidos, Mike Pompeo, rebajó la importancia a este tipo de ensayos y lo atribuyó un intento de Pyonyang por reafirmar posiciones ante el probable reinicio de las negociaciones entre los dos países.
En una entrevista con Bloomberg TV, Pompeo dijo que en «un par de semanas» podrían reanudarse los contactos entre los grupos de trabajo de Washington y Pyonyang, como parte de las gestiones para lograr que Corea del Norte desmantele su arsenal atómico.