¿Te atreverías a subir a un taxi sin conductor? En China ya es posible gracias a los «robotaxis», coches sin conductor que están empezando a usarse en programas piloto que buscan obtener experiencias para seguir desarrollando y mejorando los vehículos autónomos.
La última en subirse al carro ha sido Didi, la multinacional de vehículos compartidos, que recientemente obtuvo los permisos del Gobierno de Shanghái para testar vehículos autónomos en una zona destinada para ello y está en trámites de obtener los permisos para el lanzamiento de los «robotaxis».
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El objetivo es obtener el oro de esta década, «big data», datos que pueden ser utilizados para analizar cómo los coches se enfrentan a situaciones reales en la carretera y cómo los pasajeros interactúan con ellos. Pasajeros que serán los «conejillos de indias» en pro del desarrollo de los autónomos.
Un riesgo que, en opinión de Zhang, lo vale, ya que en un futuro, cuando la conducción autónoma se expanda, el número de accidentes «se reducirá de manera exponencial».
Aunque Didi todavía está pendiente de poder llevar pasajeros en sus robo taxis, hay otras compañías que ya lo han logrado.
Este es el caso del gigante tecnológico Baidu, que tiene ya una decena de taxis autónomos circulando por la ciudad de Changsha desde hace unas semanas, o de la compañía sinoestadounidense Pony.ai.
En los últimos años, casi todas las grandes automotrices chinas y los gigantes tecnológicos han apostado fuertemente por la conducción autónoma, creando muchas veces sinergias entre sí de gobiernos y empresas privadas.
«Cuando un usuario pide un taxi ya sabemos el destino y la ruta, por lo que podemos decidir si cumple los requisitos para ser cubierta por un vehículo autónomo», concluye Zhang.