¿Quieres dejar de vivir con tus papás? Te dejamos la receta

¿Sabías que 50% de los jóvenes de nuestro país no tiene planes para independizarse o dejar las comodidades económicas que gozan al vivir en la casa de sus papás?

La Condusef reportó que cinco de cada 10 personas, de 18 a 24 años de edad, viven muy a gusto de esta forma, ya que disfrutan de techo, comida y hasta del financiamiento parcial o total de sus estudios.

Frente a tales condiciones, apuntó, no es extraño que la idea de abandonar la casa de sus padres no esté en mente de miles de individuos, quienes –por el contrario– planean cómo prolongar su partida hasta los 30 años o más.

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Hay muchas personas, indicó la dependencia, que consiguen becas para estudiar un posgrado (maestría y doctorado), con el fin de aportar una parte al gasto familiar y cubrir ciertos gastos personales, pero sin dejar su hogar, lo cual les da algún grado de independencia y los hace sentir cómodos.

Cuauhtémoc Borges Aguilar, investigador del Departamento de Ciencias de la Conducta del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México, explicó que, de acuerdo al comportamiento descrito, dichos jóvenes padecen un trastorno de personalidad pasivo dependiente, que en casos extremos los convierte en vividores.

“En muchos casos, los jóvenes actúan con alevosía y ventaja para engañar a sus papás” y hacerles creer que requieren de su ayuda; de la comida, los servicios, la educación y el dinero que les proveen, cuando en el fondo sólo buscan la comodidad y el menor esfuerzo.

En una entrevista con Publimetro, el especialista explicó que los hombres son los que más se resisten a independizarse, al grado que cumplen 29, 30 ó 32 años sin dar señales de buscar su propio proyecto de vida, mientras que las mujeres toman tal decisión desde los 20 años.


“Los varones afectados –aunque también hay mujeres– presentan conductas que los ubican como adolescentes de 30 años, con una década o más de atraso en asumir la responsabilidad de forjar su futuro económico, con retraso en la búsqueda de su identidad”, apuntó.

Dicho comportamiento, concluyó Borges Aguilar, es resultado de los patrones de crianza prevalecientes en el país, los cuales fueron modificados por la falta de oportunidades laborales y las crisis económicas, hasta llegar a una cultura familiar del menor esfuerzo y la protección excesiva de los padres.

Caso de la vida real… No soy nini, pero vivo de mis papás

“Tengo 28 años de edad, estudié hasta la prepa, cuento con un negocio de fuente de sodas y a la semana gano dos mil pesos, en promedio.

“No tengo intenciones de salirme de casa porque no podría mantener mi estilo de vida; allá afuera no hay Internet, nadie me paga el gas, la luz o el agua y aunque muchas veces he pensado en vivir con mi novio, me cuesta trabajo dejar mis comodidades.

“Algunos dicen que soy una nini, pero trabajo, estudié y por el momento no tengo intenciones de rentar o vivir en pareja”.


Ésta es la realidad de Claudia, una joven de la Ciudad de México, quien sólo se preocupa por cubrir algunos gastos personales, mientras sus padres y dos de sus hermanos mantienen su casa.

¡Independízate!

Si deseas independizarte y forjar tu futuro económico, la Condusef te recomienda:

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• No te apresures y planea. Ponte un plazo para salir de la casa de tus padres: 3 ó 5 años. Puede parecer mucho tiempo, pero vivir con tu familia te da la ventaja de ahorrarte los gastos que tendrías que asumir al 100% si vivieras solo: renta, alimentación y servicios.

• Abre una cuenta. Deposita un porcentaje de tus ingresos (proveniente de tu salario, si ya trabajas o, bien, de tu mesada) igual a la cantidad que destinarías al pago de los servicios y necesidades mencionadas en el punto anterior.

• Controla tu cartera y bájale a los gastos. Quedarte con tus padres no significa tener cero responsabilidades; ayúdales a cubrir los servicios básicos o la compra de víveres.

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• Hazte cargo de tus gastos. La mejor forma de controlarlos es a través de un presupuesto. Anota tus ingresos y egresos: las deudas (si las tienes), las salidas con tus amigos y la compra de comida en la calle, café o revistas. La idea es eliminar lo innecesario y economizar.

• Haz crecer tus ahorros. Una vez que hayas adoptado tal hábito, puedes destinar tu dinero en fondos o sociedades de inversión, en el programa Cetesdirecto o en aportaciones voluntarias a tu Afore.

• Busca un empleo. Esto es clave para lograr la independencia, sólo procura que sea al final de tu carrera. De esta manera tendrás un mayor ingreso y facilidades económicas para iniciar tu nueva vida.

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• Ponte metas y cúmplelas. Sé disciplinado y al término del plazo –de tres o cinco años– para dejar la casa de tus papás, ya debes contar con el dinero para cubrir el depósito y la renta de un departamento y, si se puede –¿por qué no?–, el enganche de tu vivienda.

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