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La primera patente de la que se tiene noticia sobre el vidrio templado se dio en Austria en 1900 al químico Robert A. Seiden aunque los efectos del templado de un cristal se conocían siglos atrás.
Incorrectamente atribuido al ya famoso Ing. Preston Tucker, creador del “Torpedo Tucker”, el debut de un cristal templado en un automóvil data de 1927 cuando el Ford Modelo A lo usó como parabrisas, a partir de los años 30, los autos comienzan a tener líneas más aerodinámicas, inclinando el parabrisas, como el del Peugeot 402 de 1934. El del Chrysler Airflow, de 1934, es incluso redondeado, situación inédita en el mercado mundial. Después de 1945, el diseño influye cada vez más en el aspecto de los cristales.
Los parabrisas panorámicos se generalizan en los años 50 en Estados Unidos y para 1955, el DS resulta impactante con sus lunas laterales sin marco y su luneta trasera curva. En los años 60, los cristales laterales adoptan formas más complejas, y con su cabina ovalada, el Lamborghini 350 GTV de 1964 es uno de los mejores ejemplos Diez años después Citroën innova equipando al CX con una luneta trasera cóncava.
El vidrio templado tiene como principal característica la alta resistencia. Su dureza se deriva del proceso al que se le somete, consiguiendo básicamente dos características que lo hacen insuperable para la industria automotriz: dureza y resistencia al impacto. Se caracteriza por conservar la cohesión en caso de choque gracias a un film de plástico que se coloca entre dos hojas de vidrio, así, en caso de rotura se fragmenta en pequeños trozos inofensivos que no lastiman considerablemente a los ocupantes del auto.
Estos vidrios se templan de dos maneras: el templado químico y el térmico, siendo este último el más adecuado para la industria automotríz por conservar la transparencia necesaria en la conducción de un automóvil. El vidrio flotado se calienta gradualmente hasta una temperatura de reblandecimiento de entre 575 y 635 grados Celsius para después enfriarlo muy rápidamente con aire. De esta manera se consigue que el vidrio quede expuesto en su superficie a tensiones de compresión y en el interior a tensiones de tracción. En la actualidad son todos curvados. Esto hace que los hornos de templado de vidrio tengan, además de las zonas de calentamiento y de templado, una zona de curvado.
Los cristales tintados también van ganando terreno, procurando más confort visual y térmico. Desde hace diez años, la mayor innovación es el aumento de las superficies acristaladas. Un Peugeot 307 SW tiene una superficie acristalada de 5,34 m2, contra 2,24 m2 en un 304 de 1970. Los parabrisas atérmicos, como el del 407 Cupé, limitan el calor a bordo; también brindan mayor confort sonoro. En la actualidad incorporan antenas de radios, teléfonos y sistemas de navegación, al igual que sensores de lluvia. Incluso existe hoy una tecnología derivada de la aviación gracias a la cual la información fundamental para la conducción (velocidad, navegación, etc.) se proyecta en el parabrisas mediante un sistema de visualización.