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Aunque tiene todas las papeletas para hacerse con el próximo Oscar a la mejor actriz –por el que compite con su papel de Tiffany en El lado bueno de las cosas–, la joven actriz no quiere confiar en que vaya a alzarse con la estatuilla dorada.
Por ello, procura no pensar demasiado en la tradicional ceremonia que tendrá lugar el próximo 24 de febrero en Los Ángeles –a pesar de llevar meses intentando ser original en cada uno de sus discursos de agradecimiento–, después de recoger los premios cinematográficos más prestigiosos.
“Es muy importante separar tu trabajo de tu vida personal. Si no lo haces, las dos cosas se convierten en una. Sé que para mi carrera sería importante ganar –y toco madera–, pero no va a afectar en ningún sentido a mi vida personal; si no sucede, no me va a quitar el sueño, voy a ser igual de feliz y voy a seguir siendo yo misma, todavía tendré los mismos amigos y estaré bien”, declaró Jennifer a la edición estadounidense de la revista OK.
A Jennifer ya le tocó perder una vez en los premios de la Academia, donde consiguió su primera mención en 2011 gracias a su aclamada interpretación en ‘Winter’s Bone’, con la que se convirtió en la tercera nominada más joven de la historia de los premios. Aunque no acaba de creerse que vuelva a estar en la carrera a los Óscar, la estadounidense sabe que este año puede tener el “honor” de grabar su nombre en uno de los famosos galardones con solo 22 años.
“Es algo muy emocionante, pero nunca te lo acabas de creer. Estoy tan concentrada en mi trabajo que cuando escuchas tu nombre, te quedas parada. Pero sé que es un verdadero honor”, reconoció.
