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Arturo Vega, el diseñador del logo de los Ramones y originario de Chihuahua, México, ha fallecido, anuncio el sábado via su Facebook el historiador punk Legs McNeil. VICE entrevistó a Vega este febrero. Quizas fue de las últimas entrevistas que dio el director artístico de las leyendas del punk durante una carrera donde asistió a 2,261 de los 2,263 shows que tocaron.
“Cuando tocamos en México, el de las tortas, el de los refrescos, todos traían sus camisetas de los Ramones para vender,” Vega le cuenta al periodista Aldo Sánchez. “Y luego las empecé a ver afuera de la catedral, en Tepito ni se diga, el Chopo, atascado. Y ahorita, claro, si te metes a eBay encuentras muchas.”
Un día, a finales de 1973, Arturo Vega estaba pintando y es cuchando música en su departamento, en el Bowery, Nueva York, cuando de pronto un tipo abrió la puerta preguntando por una chica que vivía en el mismo edificio y lo saludó diciendo “Hola, soy Dee Dee”. Se quedaron platicando y desde entonces se hicieron amigos. Eventualmente Dee Dee le presentó a sus amigos Johnny y Tommy y su loft se terminó por convertir en el legendario centro de operaciones de los Ramones.
Arturo nació en Chihuahua. A los diez años se mudó con su familia a la Ciudad de México y en 1969 viajó a Nueva York, con la idea de estudiar cine, aunque al final terminó dedicándose al arte, pero más que todo, se dedicó a los Ramones. Se convirtió en su director artístico, pintó sus primeros telones y estuvo presente en 2,261 de los 2,263 conciertos que este grupo tocó en su carrera. Pero Arturo hizo algo que lo hará pasar a la historia, no sólo de la música, sino también de la moda: diseñó el legendario logo de los Ramones. Este logotipo, con un águila sosteniendo un bat, y con los nombres Johnny, Joey, Dee Dee y Tommy estampados en blanco sobre negro, tal vez sea el logo más reproducido de cualquier banda en el mundo, el más pirateado y el más reconocible. Probablemente sea más conocido que la música que represente.
Arturo sigue viviendo y creando arte en el legendario loft de los Ramones en Nueva York, a unas cuantas calles de donde, hasta hace unos años se encontraba CBGB. Ahí nos recibió para hablar sobre una de las prendas más icónicas de la moda gabacha y nos mostró su enorme colección de playeras pirata.
Vice: ¿Crees que el logotipo sea más reproducido que el de los Stones?
Arturo Vega: Yo creo que sí. Estoy seguro de que habrá unos casos de piratería, pero nada que se aproxime al uso que se le ha dado al logo de los Ramones y específicamente al fenómeno del uso en camisetas. Cuando nosotros empezamos a vender las camisetas, eso no existía. Ahora resulta impensable que bandas de rock ‘n’ roll no vendieran camisetas, pero así era.
¿Otros grupos como Blondie o Television no hacían playeras?
¡Definitivamente no, mucho menos nuestros contemporáneos! Te estoy hablando de los Stones, Zeppelin, Alice Cooper, que incluso ya se presentaba en el Madison Square Garden en el 1972. No vendían camisetas, vendían posters, programas, eso es lo que comprabas como souvenir en los conciertos. La camiseta de rock ‘n’ roll no existía como el fenómeno de moda y comunicación que es ahora. Nosotros fuimos los que empezamos con eso.
¿Cómo se te ocurrió empezar a hacerlas?
Por necesidad. Los promotores y las disqueras no querían pagar por mis gastos de transportación. Yo sabía hacer serigrafía. Así que cuando fuimos a California por primera vez y no querían pagar, dije “¿por qué no hacemos playeras para vender?”
¿Por cuánto las vendían?
Tres dólares. Me acuerdo que Johnny, me dijo: “¿Qué le vamos a poner a la camiseta?” [Yo contesté] “¡Pues el águila!” Ya tenía mos el águila, que era la imagen al reverso del primer álbum, el close up de la hebilla de un cinturón que era mío. Johnny decía: “Nadie va a comprar camisetas de los Ramones, ¿por qué lo harían?” Eso fue en 1976.
¿Existe una versión anterior del diseño que todos conocemos, una versión más rústica?
No, desde entonces es el logo como lo conocemos. Por eso a partir de ahí lo usamos para el segundo disco. En el primero era sólo el águila del cinturón, en el segundo, el logo que yo hice. Yo quería un logo que fuera representativo de toda la fuerza y poder que yo oía en la música y que reflejara todo en lo que yo pensaba que los Ramones se iban a convertir.
¿Qué tal se vendieron esas primeras camisetas que hiciste para los conciertos en california?
Inmediatamente se vendió todo. Yo creo que llevaba como 48 camisetas. Compré una docena de cada tamaño. Desde el principio fue muy exitoso. Los Ramones es la única banda que nunca, en los 20 años de existencia [1976-1996], nunca firmamos contrato con una empresa de merchandising.
¿Cómo interpretas esa fascinación por el logo después de tantos años?
Es que el punk, aunque se vuelve un estilo de vida y termina conquistando el mundo comercial, no deja de ser percibido como underground. Se trataba de regresar el rock ‘n’ roll a los jóvenes, que era el público original, el joven insatisfecho, el joven enojado con la sociedad, el joven rebelde. Eso el punk nunca lo perdió, a pesar del éxito comercial. Yo creo que no se pierde hasta el momento en que Green Day llena estadios, ya cuando el punk está completamente diluido. Además, los Ramones nunca tuvieron un súper éxito, andábamos de gira todo el año pero nunca vendieron muchos discos. La camiseta se vuelve algo instrumental en la sobrevivencia e identidad de los Ramones.
Sigue leyendo la entrevista en VICE
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