Después de nueve meses al aire, tiempo en el que se convirtió en la telenovela con los niveles más altos de audiencia en México, Lo que la vida me robó llegó a su final este domingo, con un capítulo de dos horas y media, por el Canal de las Estrellas.
Monserrat (Angelique Boyer) y Alejandro (Sebastián Rulli) lograron recuperar a sus hijos y vivir felices para siempre, como sucede comúnmente en los melodramas. Pero para que esto fuera posible, José Luis (Luis Roberto Guzmán) dio su vida al rescatar a ambos niños del secuestro de Pedro Medina (Sergio Sendel).
Por cierto, Pedro Medina, personaje que se convirtió en tendencia en redes sociales durante toda la semana, recibió su castigo luego de ser capturado por la Marina e internado en el penal, donde se convirtió en el juguete sexual del resto de los reclusos.
Otra de las villanas de esta historia, Graciela (Daniela Castro) se lanzó de un precipicio ante los ojos de su hijo, luego de no conseguir su perdón. Al principio, se creía que había fallecido, pero después se le vio mendigando limosna en la calle, atormentada por cada una de las maldades que hizo contra sus tres hijos.
Después de una constante de altibajos en su fracasado matrimonio y de la muerte de sus respectivas parejas posteriores, Dimitrio (Osvaldo Benavides) y Josefina (Verónica Jaspeado) se dan cuenta que sigue existiendo amor entre ellos y deciden darse una nueva oportunidad.
El fin de Lo que la vida me robó llegó después de la misa de cuerpo presente para José Luis. De la iglesia salen Monserrat y Alejandro tomados de la mano y seguidos por sus dos hijos y Rosario (Ana Bertha Espín) para iniciar una nueva vida.
A partir de este lunes, en ese mismo horario, inicia Hasta el fin del mundo te amaré, producción de Nicandro Díaz, protagonizada por Pedro Fernández y Marjorie de Sousa.
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