En mayo de 2017 y tras un año de haber sido diagnosticada de cáncer de ovario, la actriz Edith González contó en una entrevista a Karla Iberia Sánchez cómo tuvo que afrontar su padecimiento al lado de su hija Constanza y su esposo Lorenzo Lazo.
El día en que Edith González anunció que había ganado la batalla al cáncer
La protagonista de telenovelas reveló que durante el segundo trimestre de 2016, sentía un dolor de espalda, que iba de punzadas “a cuchilladas”, que incluso había llegado a inmovilizarla.
Confirman muerte de Edith González
0 of 10
Fue durante un paseo al parque con su hija Constanza que un movimiento brusco hizo que se paralizara de dolor.
“Decidí consultar a mi médico, un extraordinario gastroenterólogo mexicano y le dije ‘Oiga, doctor, traigo un dolor que ya no aguanto’. Me vio aparecer en el consultorio, y vi su rostro. Me dice: ‘Güera, estás ceniza, muy flaca’. Yo le dije: ‘Pues sí, es que vengo de Miami’. Tú sabes que una jornada laboral para un actor de televisión o series son 12 horas. Trabajaba 12 horas –normal–, pero siempre hay mucho problema con el catering. Yo tomaba diario atún. Pensaba que ése era el motivo. No entendí que estaba demasiado delgada. Yo dije: ‘Está exagerando’. Pensé: ‘Como bailo, traigo desgarres’. Me tomaba una pastilla de estas supra-anti- dolor, y cuando la pastilla comenzó a fallar, dije: ‘Ay, pero si yo no me enfermo’. Los actores no tienen permiso de enfermarse. Cuando de miércoles a miércoles la pastilla falló y no pude tomar la clase de baile, acudí por ayuda. Después de verme y escuchar los síntomas, inmediatamente me envió a sacar el antígeno. Gracias a él, estoy viva”, contó a la periodista.
Edith describió que la primera comprensión de la palabra cáncer la tuvo cuando pasó la primera noche hospitalizada.
“El sábado ya estaba en cirugía mayor: entré a quirófano a las 11 de la mañana y abrí los ojos al salir de la sala. Eran las cinco de la tarde. Fue una operación de seis horas. Yo agradezco profundamente a todos mis doctores, quienes se quedaron, que no esperaron ni siquiera al lunes, para salvarme la vida. Jamás me cuestioné lo que me habían quitado: ‘Si eso es lo que hay que hacer, venga. Y además, ¿qué más hay que hacer?’. Inmediatamente lo asumí: llegaban mis primas a visitarme esperando verme doblada, en un drama, y no. Les decía. ‘Ponte ahí. No, allá. Buscaba donde hubiera luz bonita para llevarme las imágenes, un cuadro. Me importaba llevarme los cuadros de cada quien por si tocaba irme. Hay un texto que ahora leo, y es sobre la suerte del sicario: cuando toca, toca».
Edith González se recuperaba de la cirugía, y evaluaba posibilidades de tratamiento… cuando la abordó la realidad. Otro amigo médico llegó, muy preocupado. Me dijo: «Edith: necesitas una segunda opinión». El cáncer de ovario es el que más mujeres mata: eso es lo que él vio. El porcentaje de mujeres que son salvadas de cáncer de mama es 86 de cada 100. El cáncer de mujeres que son salvadas después de recurrencia en un cáncer de ovario es 46 de 100. Me insistió con urgencia: «Edith, por favor, no te quedes con lo que tienes».
TE RECOMENDAMOS VER: