Cómo podríamos olvidarnos de la exitosa y aclamada telenovela Marimar, interpretada por la famosa cantante y actriz Thalía y con Eduardo Capetillo encarnando el papel del apuesto Sergio Santibáñez. Fue uno de los melodramas más famosos de los años 90 y con una popularidad asombrosa en Latinoamérica.
Sin lugar a dudas una trama que nos hizo llorar por la decadencia y las desventuras de la pobre Marimar y todo lo que sufrió por el amor de su vida y que fue capaz de aguantar las peores humillaciones de parte de una familia adinerada pero sin pudor que solo buscaba la manera de alejarla de la vida de Sergio.
Y no era otra sino la malvada de Angélica de Santibáñez, interpretada por la talentosa Chantal Andere, quien a lo largo de la telenovela se encargó de hacerle la vida imposible a nuestra protagonista. Y es que Angélica es la madrastra de Sergio, al darse cuenta de que él desea estar con ella, hará hasta lo imposible por demostrarle que una pobre campesina no merece el apellido Santibáñez.
No hay límites para la maldad de Angélica en Marimar
Entre muchas escenas que podemos destacar en las que Angélica demostró cuán malvada, despiadada e intolerante podía llegar a ser con Marimar, podemos revivir el momento en el que la chica de barrio tuvo que humillarse ante la déspota señora de la casa.
Luego de la partida de Sergio, Marimar se ve obligada a vagar nuevamente luego de abandonar la hacienda de los Santibáñez, sin embargo, Angélica va hasta donde la joven se encuentra para proponerle que regrese a esperar a Sergio, que la recibirían con comida y podría dormir en el mismo cuarto donde estuvo con su amado.
A pesar de la oferta, algo le decía a Marimar que lo mejor era negarse, que no era más que una trampa para hacerle daño a ella y al niño en su vientre. Al ver que su ofrenda de paz había sido rechazada, Angélica le confiesa que sólo quería ayudarla porque le daba lástima y que jamás dejaría de ser una pobre chica incapaz de estar a la altura de alguien como su hijastro.
La villana se quita una pulsera de su muñeca y le dice a la chica que esa joya era de la mamá de Sergio, el único recuerdo que conserva de ella, y que si Marimar la quería tener como recuerdo para dárselo a su amado, debía recogerla de un charco de lodo en donde Angélica lanzó la pulsera, asegurándole que sería suya siempre y cuando la sacara del barro únicamente usando sus dientes.
Marimar cae en la trampa de Angélica
A pesar de que la joven recuperó la pulsera siguiendo los pasos que su malvada suegra había impuesto, todo resultó ser otro de sus viles planes para deshacerse de ella de una vez por todas, llamando a la policía para reportar que su joya más fina y cara había sido robada, siendo Marimar la ladrona, junto con otros collares perdidos pertenecientes a su hermana.
La inocente niña llora y exclama que todo aquello era una mentira mientras está esposada en la sala de la casa.
Marimar afirma que tanto Angélica como su hermana Antonieta le habían regalado esas prendas y que no era una ladrona, pero ambas negaron su versión.
Desconsolada lloraba de rodillas en el piso, rogando que alguna dijera la verdad.
De forma cínica, su malvada suegra se mostraba afligida por darle la confianza de entrar en su casa ante el comisario que se disponía a arrestarla.
Sin lugar a dudas una interpretación de maldad que puede hervir la sangre de cualquier espectador que siguiese la trama por la impotencia de ver a la protagonista caer en una de las trampas de la villana de la historia, un papel perfectamente interpretado Chantal para quedar en la historia como una de las antagonistas más queridas y odiadas de las telenovelas.
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