La comedia romántica de Qué le pasa a mi familia sin lugar a dudas nos ha causado incontables horas de risa y alegría con las vivencias de sus personajes en cada episodio, pero definitivamente hay algunos que nos hierven la sangre de coraje y rabia por su carácter malvado y prepotente.
El personaje de Violeta Anaya, interpretado por la excelente actriz Gabriela Plata, es uno de los mejores ejemplos cuando de maldad, manipulación, prepotencia y crueldad se trata.
Violeta es la esposa de Esteban Astudillo, dueño del centro clínico más importante y prestigioso de la ciudad, lo que la convierte en una mujer de gran estatus social y mucho dinero.
A su personalidad vanidosa y egocéntrica se le adiciona lo calculadora, inteligente y estratega que puede llegar a ser cuando se propone algo.
Violeta arremete contra Constanza en Qué le pasa a mi familia
La malvada Violeta, enojada, descontrolada y llena de rabia con Constanza por preferir estar en casa de su suegra tras una pelea le reprochó a su hija que había sido una decepción desde el principio, ya que su padre siempre quiso un varón y la tuvieron a ella.
Constanza le rogaba a su madre que por favor dejara de hablarle así, pues la estaba lastimando, sin embargo, Violeta aún tenía muchas cosas más por decirle a su inocente hija.
“Me provocaste los peores dolores de parto, ¿y para qué? ¡Para caer en los brazos de una vendedora de pollos!”, gritaba Violeta llorando con toda la intención de herir a su hija por no seguir los planes que ella le ordenaba para su vida.
A este drama añadió: “Si te vas a casar con Mariano no te vas a ir de arrimada a esa casa”, exclamó fúrica.
Qué le pasa a mi familia: Violeta abofetea a su hija
Cuando su hija ya no soportaba más la manipulación de su madre, Constanza, en un ataque de rabia le gritó: “Ya no quiero que me hagas daño, ya no soy tu juguete, ¡Ya no quiero ser tu hija!”.
A esto, Violeta respondió enfurecida con una fuerte bofetada a Constanza que la hizo caer al mueble.
Una vez que ambas se calmaron y que la dulce chica estaba dispuesta a perdonar a su madre por lo sucedido, Violeta le dice que solo quiere lo mejor para su hija y le aclara: “Tus sueños son los míos, seremos felices, pero no lo lograremos contigo echada en la cama”.
Claramente Violeta usaba a su hija para vivir a través de ella sus logros e ilusiones y no le interesaba realmente la felicidad de Constanza, sino su propia felicidad y que todo saliera como ella quisiera, demostrando, una vez más, lo manipuladora que podía llegar a ser.
Otra muestra de vanidad y malicia en Qué le pasa a mi familia
A punto de concretarse la tan esperada boda entre Mariano y Constanza, la emocionada novia le pide a su madre que la acompañe junto con su futura suegra a escoger el vestido de novia.
Mientras su hija escogía el vestido, Violeta se encargaba de exhibir su dinero ante la humilde doña Luz.
Al preguntarle si escogería alguno de los vestidos de ese lugar para el evento, la señora le respondió que prefería comprarlo en un lugar más económico.
Violeta no perdió la oportunidad de ser déspota y le respondió “me imagino que ese lugar es en el mercado”, haciendo referencia al lugar donde la familia Rueda compraba casi todo para ahorrar costos.
Pero no solo se ensañó con doña Luz, también se encargó de hacer sentir mal a su propia hija cuando esta ya había decidido cuál sería el vestido que usaría, diciendo que era un vestido bello pero que no le quedaba del todo bien, pues su cuerpo no era lo suficiente como para llenarlo, así que tendrían que tomarle las medidas para que no le quedara “tan mal”.
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