Es indiscutible que la telenovela Mi querida herencia nos ha hecho reír a carcajadas en más de una ocasión, y es que la relación entre Carlos y Dayanira, interpretados por Paul Stanely y Roxana Castellanos, es una combinación perfecta para el humor.
Sin embargo, Dayanira no es la única mujer que sabe cómo darle el toque de comedia a la trama de la telenovela, pues Pamela, interpretada por la talentosa Eva Cedeño, también tiene esa forma tan peculiar y divertida de entretenernos.
Esta vez, Pamela y “Charly” se encargan de contarle a la confundida Dayanira la manera en que se conocieron cuando eran jóvenes, pues esta los había encontrado en una situación bastante peculiar y quería respuestas de lo sucedido.
“Mi querida herencia”: Dayanira encuentra a su marido con las manos en la masa
Pamela sabe muy bien que Carlos podrá ser el heredero de una cuantiosa fortuna, por lo cual hará lo que sea para que una parte de ese dinero también termine en su bolsillo, aun si tiene que usar las más bajas artimañas para conseguirlo.
Pamela se encierra en la habitación con Carlos y esconde las llaves dentro de su sujetador, diciéndole que si tanto quiere salir debía meter su mano por debajo de su blusa y tomar las llaves, todo con el fin de provocar al nervioso hombre.
Carlos no vio más opción y accedió a hacer lo que Pamela le dijo, con la mala suerte de que en ese momento su esposa Dayanira logró forcejear la puerta y al entrar se encontró con la incómoda escena en la que su marido tenía sus manos muy ocupadas.
Obviamente, estamos hablando de “Mi querida herencia”, por lo que hasta los problemas representan un chiste y esta confusión no sería la excepción del humor.
Luego de que le explicaran lo sucedido a Dayanira, esta les preguntó cómo se habían conocido, de esa manera la trama cambió a cuando ambos eran jóvenes y aún asistían al instituto, demostrando de manera muy hilarante la forma de vestir, hablar y actuar de ambos para esa época.
Recuerdos de un amor de jóvenes en “Mi querida herencia”
En ese momento vimos a una versión del Carlos adolescente, con cabello largo, uniforme escolar y bailando en la sala de su casa al ritmo de La Macarena con su reproductor de cintas portátil, hasta que su amigo lo sorprendió en tan bochornoso baile.
Poco tiempo después entra Pamela en escena mientras los muchachos hablaban de lo modernos que eran su localizador y teléfono celular junto con las películas que habían alquilado para verlas en su reproductor VHS, entre ellas “Titanic”, “Sexto sentido” y otras populares de la época.
Pamela se muestra con un peinado extravagante que se hacían las jóvenes de aquel entonces con laca para darle esa apariencia de estar peinado y despeinado al mismo tiempo.
La chica estaba muy ansiosa de ver las películas que su amigo Carlos le había dicho que alquilaría para disfrutarla con ella en el sofá tal y como ella pidió.
Al mismo tiempo, Carlos aun no podía creer que la chica más linda y popular de la escuela quisiera visitarlo.
Deyanira no para de reír por el pasado de su esposo
En ese momento Dayanira interrumpió la historia con sus risas por el relato y preguntó de la manera más graciosa e incómoda: “¿Se hizo o no se hizo la carnita asada, se echaron su fax, chocaron sus carritos?”.
Pamela recordó que estaba llorando en el sofá mientras veía el final de la película Titanic.
Carlos dormía profundamente en su hombro, cuando Pamela se dio cuenta de que su desconsiderado novio se había dormido en su cita.
Esto enfadó a Pamela, quien no tardó en hacerle un reclamo.
Carlos sonrojado le explicaba que tenía muchas ganas de verla a ella, no a la película, pues quería pasar el tiempo con ella en ese momento y que ya había visto “Titanic” en un viaje que hizo con su padre a los Estados Unidos, por lo que sabía cuál era el final.
Pamela quedó encantada por el interés de Carlos en verla.
Sin embargo, cuando ella preguntó si una chica lo había acompañado a ver el film, Charly respondió afirmativamente, cosa que puso a Pamela muy celosa y terminaron discutiendo.
Ese fue el recuerdo que tuvieron Pamela y Carlos de su romance de jóvenes mientras Dayanira se reía a carcajadas por lo sonrojados que estaban ambos al contar su historia.
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