Cuando una serie o telenovela llega a su fin, por lo general lo hace por todo lo alto, atando la mayoría de los cabos sueltos, terminando el desarrollo de los personajes principales y dejando un sentimiento de satisfacción en la mayoría de los televidentes. Y si bien «Dos Mujeres, Un Camino» cumplió con todo esto, su desenlace tuvo un toque extra que marcó un antes y un después en este tipo de producciones.
A pesar de que las telenovelas solían seguir el mismo patrón, Emilio Larrosa, guionista y creador de Dos Mujeres, Un Camino, encontró una fórmula arriesgada para darle algo de intriga a la conclusión del proyecto que más adelante sería un ejemplo para las producciones futuras de este género.
El final de «Dos Mujeres, Un Camino» que marcó un antes y un después en las telenovelas
Para el comienzo de la década de los 90 cuando Dos Mujeres, Un Camino se estaba transmitiendo en televisión, muchas telenovelas tenían un patrón preestablecido en su conclusión a pesar que su desarrollo solía variar, haciendo que el final fuera algo predecible para los espectadores.
Muchas de las telenovelas previas a esa década solían terminar de la misma manera: la protagonista abnegada terminaba consiguiendo su final de cuento de hadas con el galán de la producción. También los villanos o antagonistas terminaban recibiendo su merecido en el hospital, en la cárcel o con un destino bastante trágico. Si bien solían variar algunas cosas para diferenciarse, los resultados eran prácticamente los mismos.
Pero en el caso de Dos Mujeres, Un Camino hubo un giro en su episodio final que marcaría un antes y un después en el mundo de las telenovelas, dejando a un lado el final color de rosa y marcando puntos dramáticos de cara a la conclusión de los personajes principales, siendo estos la muerte de una de las protagonistas, la separación de la otra y la soledad del galán de la producción.
El final de Dos Mujeres, Un Camino dejaba un escenario en el que Jhonny, interpretado por Erik Estrada, debía tomar una decisión respecto a quién de sus amores se quedaría con él: la juvenil Tania, papel interpretado por Bibi Gaytán, o su legítima esposa Ana María, interpretada por Laura León.
Sin embargo, el destino eligió por Jhonny cuando Tania es asesinada y él decidió quedarse con su esposa para salvar su matrimonio. Pero cuando el protagonista comienza a soñar con la difunta Tania, Ana María se da cuenta y decide abandonarlo, dejándolo a su suerte. Esto marca un final completamente atípico en estas producciones, dejando un precedente para telenovelas futuras.
El legado de la mítica telenovela
Luego del trágico final para todos los protagonistas de esta producción, muchas telenovelas adoptaron un poco de ese toque dramático para darle un giro inesperado a la historia y causar un impacto a los televidentes que esperaban un desenlace feliz pero con un estilo único.
Un ejemplo de esto fue “Rubí”, la telenovela de 2004 que tuvo de protagonista a Bárbara Mori. En esta producción Rubí se presenta como una mujer manipuladora e interesada que seducía a los hombres por su dinero, pero de cara a su capítulo final, la mujer cae de un segundo piso, se desfigura el rostro y pierde una pierna. Milagrosamente queda viva para planear su venganza contra el hombre que le hizo daño, fallando en el intento.
En “La Otra” hubo otro giro inesperado donde la villana quedaba impune de sus actos mientras que la protagonista no tenía su final con bombos y platillos. Carlota, interpretada por Yadhira Carrillo, terminó sucumbiendo a la ambición de su propia madre Bernarda, interpretada por Jacqueline Andere, y le entregó su fortuna para que ayudara a dejar libre a su amor. Finalmente, la madre se fuga y gasta el dinero sin recibir castigo por sus fechorías.
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