El día que Robin Williams decidió quitarse la vida, Hollywood perdió una de sus sonrisas más entrañables y a uno de sus cómicos, con la misma cantidad de talento para el drama. Querido y reconocido por su carrera como actor, su simpatía y su faceta solidaria, habría cumplido 70 años este 21 de julio.
Te puede interesar
El Festival Internacional de Cine de Tulum apuesta por la diversidad, la inclusión y el cuidado
Aclamado por su intervención en películas como Good Will Hunting o Good Morning Vietnam, el 11 de agosto de 2014, el mundo se conmovió con su nombre, aunque esta vez de la peor manera. En la habitación de su casa de la localidad californiana de Paradise Cay, el cuerpo inerte de Robin Williams ligeramente suspendido en el aire -con un cinturón atado a su cuello por un extremo y con el otro enganchado a la parte superior del armario– representaba la peor escena posible.
Factores que detonaron su muerte
Según de Dave Itzkoff, el redactor de Cultura del diario The New York Times y el autor del libro Robin, fueron muchos los factores que pudieron precipitar su suicidio.
Se sabe que Robin Williams tenía una terrible depresión, que tenía miedo a no poder volver a hacer reír al público, arrastraba su divorcio de Marsha Garces, su segunda esposa y madre de dos de sus tres hijos, y había sido diagnosticado de Parkinson; aunque más tarde, en su autopsia, detectaron que en realidad no sufría Parkinson, sino Demencia con cuerpos de Lewy.
«Es una enfermedad devastadora, mortal, rápida y progresiva», explica el neurólogo Bruce Miller en el documental El deseo de Robin, cuyo tráiler puedes ver en el vídeo de arriba, en el que se exploran los trastornos mentales de Robin Williams. «Estuve viendo cómo afectó a su cerebro. Me di cuenta de que esta era la forma más terrible de Demencia con cuerpos de Lewy que había visto jamás. No había ningún área que no estuviese afectada. Me sorprendió mucho que Robin pudiera caminar o moverse», añade.
Robin Williams exhausto
Su última serie fue The Crazy Ones y, aunque su sueldo por capítulo pudo ser un soplo de aire fresco para su estabilidad económica, la crítica fue tajante con él, justo en su momento más vulnerable emocionalmente. «Williams parece exhausto. También lo está el show«, decía una de ellas, en referencia a su estado tanto delante como detrás de la cámara.
Pero su polifacético amigo Billy Crystal también notó cómo se encontraba en una cena en Los Ángeles: «Me abrazó de despedida, y a Janice [la esposa de Billy Crystal], y se puso a llorar. Le pregunté qué le pasaba y dijo: ‘Solo estoy muy feliz de verte. Ha pasado mucho tiempo. Sabes que te quiero'».
«Los demonios todavía están ahí. La vocecilla diciéndome que soy una basura, que no soy nadie, todavía está ahí, créame», llegó a decir Robin Williams alguna vez respecto a su autoestima.
Así, ahora todo parecen señales de lo que ocurrió aquella noche de agosto de 2014, tras la que Susan Schneider, su pareja desde hacía tres años, encontró la tragedia por la mañana.
«Como siempre hacíamos, nos dijimos el uno al otro: ‘Buenas noches, mi amor'», explicó ella, que relató también como por la noche él le ofreció un masaje, con total naturalidad, aunque ella lo rechazó.
Detonante
En los primeros días tras su muerte se apuntó a una depresión como detonante, pero más tarde se supo que padecía demencia de cuerpos de Lewy. “No fue la depresión lo que lo mató”, dijo su viuda en 2015, “la depresión era uno de los 50, llamémosle, síntomas y era uno pequeño”.
Este tipo de demencia causa una disminución progresiva de las capacidades mentales y quienes la sufren pueden experimentar alucinaciones, cambios de humor, cambios en la lucidez mental o alteraciones en la capacidad motora.
“Pasé este último año intentando averiguar qué mató a Robin, intentando entender… contra qué estábamos luchando y uno de los doctores dijo: ‘Robin era muy consciente de que estaba perdiendo su mente y que no había nada que pudiera hacer al respecto”, dijo Schneider un año después de su muerte en el programa Good Morning America.
TE RECOMENDAMOS VER