Estilo de vida

Desayuno chilango: Nulo o a base de la vitamina "T"

En el DF, 60% no prueba alimento al ir a trabajar, según nutriólogos. El 30% come mal y sólo 10%, sano

Al mediodía los locales con tacos, quesadillas y cocteles de frutas tratan de apaciguar el hambre de 60% de los citadinos que apenas ingieren el primer alimento del día o un almuerzo, saltándose así el desayuno.

Y quienes sí desayunan no lo hacen adecuadamente. El 30% opta por alimentos a base de carbohidratos, como el pancito, los tamales acompañados de un café o leche.

Los únicos que logran un primer alimento más completo, con frutas, verduras, proteínas, cereales y carbohidratos son el 10% restante.

De acuerdo con especialistas consultados por Publimetro, 60% de los capitalinos deja el primer alimento al mediodía, omitiendo el de­­­-­sa­yuno para “compensarlo” con el almuerzo. A esta hora su organismo ha trabajado más de cuatro horas sin alimento.

“Cuando llega el momen­to de comer, la persona lo hace en exceso o lo primero que se encuentra y es más difícil controlar el hambre y decirle no a las fritangas o alimentos con grasa, en lugar de seleccionar adecuadamente el desayuno”, señaló en una entrevista Rebeca Camacho, de la Dirección General de Actividades Deportivas y Recreativas de la UNAM.

Entre las consecuencias de un mal desayuno se encuentra la obesidad; así como que el organismo se alimente de glucosa, generando hipoglucemia, lo que provoca cansancio, distracción, mareos o a largo pla­zo, diabetes.

Además, quienes se saltan una comida se alimentan de más durante la noche. “La cena, aunque sea ligera, tiene que realizarse; no es verdad que después de las seis de la tarde ya no se tiene que cenar”, precisó Rebeca Camacho.

Lo ideal es realizar las tres comidas, junto con dos colaciones, las cuales pueden ser cualquier tipo de fruta. “Es importante consumir agua, de ocho a doce vasos de agua, que sea de preferencia natural; y realizar actividad físi­ca”, indicó Teresa Cruz, María Teresa Cruz, especialista de la Unidad de Medicina Familiar 120 del IMSS.

OPCIONES DE ALIMENTOS

DESAYUNO:
Si se tiene tiempo para de­sayunar en casa o de forma calmada, es recomendable que sean cereales, frutas, verduras y proteínas.

Si andas con prisas, los especialistas recomiendan ingerir fruta picada (no jugo, aunque sea natural, que contiene mucha azúcar) o un vaso de leche. Y a las dos horas, comer un sándwich con queso o jamón, lechuga y jitomate.

COMIDA:
Se recomienda que sea entre las 12:00 y 15:00 horas. Si se come después, el cuerpo entra en ayuno prolongado, lo cual no es óptimo, ya que incrementa el colesterol y la glucosa y no existe un aprovechamiento de los alimentos.

Se sugiere una taza de verduras, un trozo de carne (que no exceda los 60 gramos), fruta picada y una taza de leguminosas como frijoles.

CENA:
La cena se tiene que realizar sin importar la hora, ya que no se puede prolongar el ayuno entre el momento de dormir y el desayuno. Se sugiere algo ligero.

Como una quesadilla de tortilla de maíz, sin grasa, una fruta y yogur natural.

Si necesitas saber qué alimentos incluir en tu dieta diaria, da clic para descargar un manual de alimentación de la SEP: http://bit.ly/e7B6JA

ANÁLISIS: La comida, un paliativo. Graziella Zierold. Psicóloga de la Facultad de Psicología, UNAM

En nuestra cultura come­mos por muchas razones y no precisamente por hambre real. Nos han acostumbrado desde chicos a pre­miarnos o castigarnos con la comida y al crecer, in­conscientemente segui­mos esta pauta. Si algo nos sale mal, o estamos depri­mi­dos o frustrados, comemos; es una especie de “apapacho” para llenar ese hueco emocional.

Ahora el porqué recurrimos al pan blanco o dulce; primero porque en términos generales es más barato que otros alimentos. Las harinas y los azúcares nos dan energía, aunque éstos se consideran carbohidratos sim­ples que se transfor­man en grasa. Al ser simples el organismo los procesa casi de inme­diato, lo que provoca la necesidad de consumirlos muy seguido.

GABRIELA MUNGUÍA

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