Durante la primavera, los paseos en compañía de las mascotas se vuelven más largos, debido a el sol y el buen tiempo. Esta situación es favorable para la salud de los animales, sin embargo hay que tener precaución para evitar las patologías comunes que trae consigo esta época.
Debido al calor, los perros estás más propensos a sufrir picaduras o alergias como las que les presentamos a continuación:
Picaduras, con las altas temperaturas la actividad de los insectos aumenta y con ello este tipo de lesiones. Entre los síntomas que alertan las picaduras están la inflamaciones en la boca o la garganta, las cuales pueden generar graves insuficiencias respiratorias e incluso asfixia
Otro padecimiento provocado por las picaduras es la Leishmania, la cual es propagada por los mosquitos. Algunos de los síntomas son: pérdida de peso, caída del pelo, hemorragias nasales, diarrea. Existe una vacuna contra la leishmaniosis, pero también se puede proteger a las mascotas utilizando repelentes o antiparasitarios externos.
Alergias, los animales pueden verse afectados por el polen y sufrir algunos síntomas como lagrimeo, estornudos, picores. En este caso se debe acudir al veterinario para realizar las pruebas necesarias y le asignar el tratamiento oportuno para combatir la alergia.
También hay que estar atentos a los parásitos externos, hay que recordar que las pulgas y las garrapatas son los eternos enemigos de las mascotas. Ellos se alimentan de su sangre y pueden provocarles hemorragias, además de transmitirles distintas infecciones y enfermedades. La manera de prevenir esta situación es utilizar un collar o polvo antipulgas.
Las espigas son abundantes en zonas campestres pero también están presentes en parques urbanos. Hay que tener cuidado con ellas, debido a que las semillas que desprenden pueden clavarse en zonas sensibles como los ojos, la nariz o los oídos provocando diversas infecciones o inflamaciones. Los perros de pelo largo son más propensos a este problema, debido a que su pelaje facilita la adherencia de las semillas. Atención Si observamos alguna espiga clavada, tendremos que llevarlo rápidamente al veterinario para que la extraiga cuanto antes.
Finalmente la procesionaria, la cual es originada por las orugas. Entre febrero y marzo estos animales descienden de su nido en lo alto de los pinos. Bajan por el tronco una detrás de otra, como en una procesión (de ahí su nombre). Están recubiertas por pelos urticantes que al clavarse en la piel liberan una toxina muy peligrosa, sobre todo si se clavan en la lengua o en la laringe. La única forma de evitarlas es alejarse de los pinares.