En el gran catálogo que tiene la comida mexicana hay algunos platillos y bebidas que no todos se atreverían a probar, ni siquiera en el mes patrio.
Aunque para muchas personas pueden ser verdaderos mangares, para otros simplemente hay comida que no pueden ver ni en fotografía sin sentir náuseas.
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Aunque no todos fueron creados en México, en nuestro país nos encargamos de darles un toque especial para incluirlos en nuestro día a día.
¿Cuáles has probado y cuáles no probarías nunca?
Moronga: También conocida como rellena o morcilla es un platillo que también se prepara en varios países de América Latina, sin embargo, en México se puede encontrar afuera de cualquier metro en los puestos de tacos de guisado.
Se trata de un embutido, generalmente de cerdo, cocinado a base de sangre coagulada y que durante su elaboración emite un olor muy fuerte.
Tacos de cochinada: Se trata de tacos hechos con la carne que queda en el fondo de las ollas en las que se preparan el suadero, la longaniza y la tripa en cualquier establecimiento de tacos. Una delicia para muchos, algo horripilante para otros.
Escamoles: Conocidos como el caviar mexicano, se trata de larvas de hormiga que se comen fritas preparadas con epazote, aunque también forma parte de otros platillos como mole y algunos otros guisados.
Chapulines: Comidos especialmente en el estado de Oaxaca, forman parte de muchos platillos, pues se le pueden hacer quesadillas, tlayudas o simplemente con limón y sal.
Gusanos de maguey: Al igual que los escamoles, este insecto es altamente codiciado por los paladares de muchos mexicanos y su precio puede ser muy altos por temporadas. Pero sigue siendo un insecto.
Huitlacoche: Pariente de los champiñones, el Huitlacoche es un hongo parásito que crece en el maíz que se come comúnmente en quesadillas. Es su color y apariencia lo que lo vuelven desagradable para muchos, sin embargo, se trata de un platillo consumido desde la época prehispánica en nuestro país y tiene un gran valor nutritivo.
Tostadas de pata: La pata de res preparada en vinagre sobre una tostada es de los antojitos más solicitados en las fiestas patrias, sin embargo, su sabor fuerte y su consistencia no son los favoritos de todos.
Patitas de pollo: También son parte del día a día de los antojitos mexicanos y vienen acompañando regularmente a los esquites. No son del agrado de todos por la consistencia de la piel del pollo hervida y la forma de dichas extremidades.
Tacos de ojo: En los tacos de cabeza de borrego son muy codiciados los de ojo, aunque para otros resulta desagradable por la consistencia. También puede ser de res y su precio en cualquier puesto de tacos tiende a ser más elevado.
Quesadillas de sesos: Se venden regularmente en carnicerías de cualquier mercado y son preparadas sumergidas completamente en aceite, el mismo en el que se prepara el chicharrón.
Tacos de tripa: otro de la familia de los tacos que encontramos más comúnmente los fines de semana para el antojo mañanero, pero que no todos disfrutan, pues se trata literalmente del intestino de la res, es decir, el conducto por el cual pasan las heces.
Pulque: Aunque es una bebida, en muchos pueblos de México se considera un alimento completo por los nutrientes que tiene e incluso se le da de tomar a niños. Sin embargo, su consistencia viscoza y su olor evita que muchos lo prueben.
Chitos: Se venden en los parques, plazas y mercados. Se trata de carne de burro enchilada, cuyo sabor puede resultar algo fuerte para muchos.
Pancita: Uno de los caldos más representativos de la cocina mexicana es también uno de los más polémicos, pues mientras muchos lo aman, otros no soportan la textura de la carne.
Salsa habanera: Es preparada con uno de los chiles más «bravos» que existen en el país y le huyen hasta los paladares más aguantadores. Suele comerse más en el Caribe, especialmente Yucatán, pero su picor lo hace imposible de degustar para muchos.