Las emisiones contaminantes en Guanajuato tendrán implicaciones directas en enfermedades que van desde obesidad hasta distintos tipos de cáncer; advirtió el especialista en gestión de residuos y cambio climático, Carlos Álvarez Flores.
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El también presidente de México Comunicación y Ambiente A.C. detalló que el estado de Guanajuato la contaminación atmosférica parte desde las emisiones de la industria, ladrilleras, quemas agrícolas, parque vehicular hasta las emisiones de dióxido de azufre de la Refinería en Salamanca y recientemente de la Central Termoeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad, también en este último municipio.
Álvarez Flores explicó que las partículas tóxicas lograr ingresar a los pulmones y de ahí al torrente sanguíneo, alterando el buen funcionamiento del cuerpo y generando enfermedades
“Estas partículas PM 2.5 atraviesan la pared pulmonar y pasan al torrente sanguíneo y ya en el torrente acompañan al oxígeno a todas las células de todos los tejidos de todos los órganos del cuerpo. Te puede causar cáncer en la sangre, leucemia (…) los pulmones se irritan con la contaminación, entonces se generan hormonas que inhiben la insulina y una vez que se altera pues viene lo que llamamos la diabetes tipo II”, explicó.
Según el especialista, las alteraciones corporales generan desbalance en el aumento del apetito, que a su vez trae obesidad. También afectan las venas, que al tener un menor flujo de sangre, deriva en hipertensión. Dichas enfermedades impactan en la inversión pública de los sistemas de salud para su atención.
“En pocas palabras, la contaminación atmosférica es muerte. Según el último dato del INEGI, que nos dio en 2018, los daños por la contaminación atmosférica fueron por 656 mil 779 millones de pesos (…) es todo lo que es el sistema de salud por diabetes, hipertensión, obesidad y cánceres; y es la suma de todas las pérdidas que hay por las faltas al trabajo de quienes están enfermos, de los que son formales”, explicó.
Sobre la contaminación en Guanajuato, que se ha incrementado por las emisiones de dióxido de azufre reportadas en las últimas semanas en la Central Termoeléctrica de Salamanca, por la quema de combustóleo, un derivado del petróleo y que es altamente contaminante.
“La quema del combustóleo genera partículas PM 2.5 y esas partículas entran en los pulmones e inmediatamente tocan las paredes pulmonares, los alveolos, automáticamente se inflaman (…) la refinería de Salamanca tiene 67 años de edad, es la segunda más vieja de México y una de las más viejas del planeta. Están viejas porque debieron renovarse a los 30 años, esta Refinería de Salamanca se tenía que haber renovado totalmente en 1990, es decir que tenemos 30 años más con esas tecnologías obsoletas”, señaló.
Desde el 18 de febrero la Secretaría de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial (SMAOT) reportó que la Central Termoeléctrica de Salamanca, de orden federal, comenzó a utilizar combustóleo tras los escasez de gas; lo que ha ocasionado emisiones de dióxido de azufre que comprometen la salud de salmantinos y de municipios aledaños.
En un monitoreo realizado por este medio del semáforo de monitoreo atmosférico, los municipios del corredor industrial han tenido oscilaciones de calidad del aire mala hasta muy mala, centrándose principalmente en Salamanca, Irapuato y Celaya.
Aunado a las emisiones, la SMAOT informó que en 2020 se registraron 13 mil 938 quemas a cielo abierto, principalmente urbanas, esquilmo y de pastizal. Se estima que el 64% de estas quemas, se presentaron en el corredor industrial al tener: Celaya 3 mil 323, León 2 mil 954, Salamanca mil 239, Irapuato mil 031 y Silao 492. En el 2019 se presentaron 12 mil quemas en todo el año, cifra menor al 2020
A detalle:
- El 1 de enero de 2020 y 1 de enero de 2021, la Secretaría de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial activó precontingencias por partículas PM10.
- Instituto Nacional de Salud Pública estima que 48 mil los mexicanos que mueren prematuramente por problemas de salud relacionados con la contaminación del aire.
- Las partículas PM 2.5 son partículas inhalables finas que tienen diámetros de, por lo general, 2,5 micrómetros y menores, por lo cual pueden ingresar al torrente sanguíneo. «En promedio el cabello humano mide, aproximadamente, 70 micrómetros de diámetro, lo que lo hace 30 veces más grande que la partícula fina más grande», Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos.
