La invasión de las zonas de amortiguamiento y del Área Natural Protegida, así como los constantes incendios, han causado en las últimas tres décadas, más daños que en los últimos 140 mil años de existencia del bosque.
En lo que va de 2019 se han registrado 50 incendios dentro del área protegida del Bosque de la Primavera, con una superficie afectada de mil 493 hectáreas, según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial. Hace 14 años ocurrió el incendio más grave en el bosque, al destruirse más de 11 mil hectáreas, es decir, un tercio de las 30 mil hectáreas con las que cuenta el bosque.
“El Bosque de la Primavera tiene 140 mil años de existencia y pasamos a ser la generación que le arrebata la sustentabilidad a este bosque, en contra de los ideales de los tapatíos del siglo pasado que la identificaban como patrimonio. Estamos perdiendo ese valor por la forma de cómo estamos tratando este ecosistema”, afirmó el investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológico Agropecuarias (CUCBA), doctor Arturo Curiel Ballesteros.
El especialista mencionó que de no tomarse acciones en el corto plazo, el bosque de La Primavera corre el riesgo de desaparecer y perder su importancia ambiental.
“Particularmente este siglo ha sido anómalo, por la superficie que se impacta. En este siglo se han vuelto frecuentes los incendios arriba de mil hectáreas. El más fuerte en 2005, con más de 11 mil hectáreas. Recordemos que el área protegida es de 30 mil hectáreas”, señaló el acadñemico. Originalmente el bosque medía 36 mil hectáreas, pero se delimitó en el polígono protegido sólo 30 mil 500.
Respecto a la suspicacia de los intereses inmobiliarios que ronda alrededor de los incendios en el Bosque de la Primavera, Ballesteros, considera que existe un debilitamiento del interés colectivo y se asoma el interés particular por el beneficio económico de los cambios de uso de suelo.
“No hay control de los visitantes. Nosotros contabilizamos alrededor de siete entradas en el bosque y sólo dos tienen control: Mariano Otero y Río Caliente. Las demás no están controladas y puede entrar cualquier visitante y llevar lo que sea”, señaló el coordinador de la carrera de Geografía, Luis Valdivia Ornelas.