Bajo la fachada de anexos, retiros o clínicas de rehabilitación para adicciones, como alcohol, drogas o ludopatía, es como operan en Jalisco los centros de Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (ECOSIG), también mal llamadas terapias de conversión.
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En el caso de Jalisco, se han detectado espacios con ECOSIG donde se realizan prácticas violatorias los derechos humanos, en muchos casos, instalaciones que operan con inversiones o subsidios por parte de organismos religiosos o agrupaciones de la sociedad civil con vinculaciones a ideologías de derecha.
Sin embargo, se ha detectado que algunas de estas clínicas han operado con recursos estatales, durante la pasada administración. Uno de los casos es el de una joven lesbiana procedente de Colima, recluida por sus familiares contra su voluntad, en una de estas clínicas denominada Huerto de Luz AC. En 2015, esta clínica recibió 15 millones de pesos del Gobierno del Estado, por un contrato de subrogación de servicios y atención médica, orientación y consejería para la prevención, control, tratamiento y rehabilitación de las adicciones. No aparecen contratos renovados, pero si se informó que esta clínica operaba subsidiada por grupos religiosos en su sede en Tlajomulco.
Polémicas, pero de momento no ilegales
El tema es que estas “clínicas de conversión”, pese a sus actividades, no operan en la clandestinidad, porque desde 2019 se encuentra en la congeladora del Congreso del Estado una iniciativa de ley que sancionaría estas actividades de las ECOSIG.
La reforma, presentada por el legislador emecista, Salvador Caro Cabrera, establecía la creación del artículo 202 BIS en el Código Penal del Estado de Jalisco:
“Se impondrá de uno a tres años de prisión y la inhabilitación de su ejercicio profesional por el mismo tiempo a la persona física o moral que imparta, promueva, emplee, aplique, obligue o financie cualquier tipo de método, tratamiento, terapia, practica no quirúrgica o servicio, con o sin fines de lucro con el objeto de modificar, reorientar, menoscabar, restringir o anular la orientación sexual o identidad sexual de una persona. Se aumentará hasta una cuarta parte de la sanción prevista en el párrafo anterior, en los casos en que esta conducta se realice en contra de personas menores de 18 años o personas que no cuenten con la capacidad de comprender el hecho”.
La nueva regulación generó protestas por parte de asociaciones religiosas, empresariales y organizaciones vinculadas con la derecha, que calificaban de excesivas las sanciones y calificaban de necesarias las ECOSIG. Desde entonces, la iniciativa se mantiene en espera de ser llevada a votación al pleno.
Jalisco se rezagó en la materia a pesar de ser una de las primeras entidades en promover una sanción a estos ejercicios, no ha pasado de la condena pública. Por ejemplo, el Congreso de la Ciudad de México ya aprobó el pasado 24 de julio, una reforma al Código Penal para tipificar como delito los ECOSIG.
Violaciones a derechos humanos y secuelas a largo plazo por las ECOSIG
El doctor Christian Israel Huerta Solano, profesor del Departamento de Psicología Aplicada del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara, explica que las ECOSIG representan una violación flagrante a los derechos humanos de la población lésbico, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer, pero también un problema de salud pública.
“No son terapias como tal y es importante que no las legitimemos como tales porque precisamente se corre el riesgo que muchas personas opten o consideren que es la forma adecuada de llamarles. Deben ser nombradas ECOSIG. Se consideran practicas que son pseudocientíficas, no son éticas ni reconocidas por la comunidad científica, y pueden incluir sesiones o técnicas psicológicas, psiquiátricas, también consejería religiosa y lo que promueven serían cambios en las personas con una orientación distinta a la tradicional o a la que se considera moralmente aceptable”, expresó el especialista.
La Asociación Mundial de Psiquiatría señala que no hay evidencia médica o científica que avale que la orientación sexual se pueda cambiar con estas técnicas, no hay siquiera bibliografía que lo sustente.
“No son terapias y no están validadas por los grupos o las comunidades científicas y por tanto no son pertenecientes a la medicina, ni a la psicología ni a la psiquiatría, sobre todo en la primera edición en 1952 de la APA (American Psychiatric Association) o del Manuel de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales, dado que tiene un enfoque psicoanalítico se consideraba a la homosexualidad como una enfermedad sin embargo alrededor de 1973 y derivado de varias acciones que se dieron en el 69, por parte de los grupos y activistas LGBTTTIQ, antes llamados homosexuales se comenzó a presionar para que se quitara. Sin embargo fue hasta 1990, en el que ya se eliminó o se quitó totalmente la homosexualidad como una enfermedad”, agregó Huerta Solano.
Delitos en la falsa ciencia
El profesor agregó que las ECOSIG implican en varios casos la comisión de delitos contra las personas LGBTTTIQ: coerción, falta de consentimiento, privación ilegal de la libertad, violencia verbal, amenazas, e incluso se han reportado violaciones masivas, tanto de hombres como de mujeres. En casos muy extremos, terapias de electroshocks e incluso exorcismos.
El reporte “Respuestas terapéuticas apropiadas ante la orientación sexual” de la APA señala que contrario al efecto deseado, la Ecosig provocan disminución del apetito sexual, ansiedad, depresión, e ideación suicida.
“El 8.4% de las personas que asisten a los ECOSIG son más tendientes al suicidio; el 5.9% son más tendientes a la depresión, el 3.4% son más tendientes al uso de drogas ilegales y el 3.4% también son más tendientes a relaciones sexuales de riesgo y pueden contraer VIH o algunas otras enfermedades de transmisión sexual” agregó el académico, quien concluyó expresando que en otros escenarios, las personas que pasan por las ECOSIG, pierden capacidades de resistencia y les es difícil evadir los entornos que los están violentando.