A dos años del sismo en Haití, aún hay escombros en las calles, 600 mil personas subsisten en campamentos extremadamente precarios y sólo 30 por ciento de la población tiene agua potable.
Del millón 200 mil haitianos que se quedaron sin casa, prácticamente ninguno ha recuperado una vivienda, incluyendo el presidente de la República, Michel Martelly, que no puede ocupar el Palacio Presidencial en ruinas.
Wilner Metelus, un haitiano naturalizado mexicano, refirió que la mitad de esa población sigue en los campamentos establecidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde persiste la epidemia del cólera.
La otra mitad, comentó, ha preferido dejar los campamentos y aventurarse a sobrevivir en las calles, sin servicios y en medio de enormes dificultades.
En entrevista, Metelus, quien preside el Comité Ciudadano de Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos, detalló que las carencias en su país aún son enormes y dado el desorden administrativo la reconstrucción podría tardar 25 años.
Es falso, dijo, que se haya controlado la epidemia del cólera, como afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), pues en un país sin servicios de agua potable y alcantarillado suficientes, no hay condiciones de sanidad elementales.
Además, la fuerza internacional de paz de la ONU, los Cascos Azules, es enorme e innecesaria, ya que lo “que hace falta son médicos, enfermeras y maestros”.
Explicó que por otro lado los donativos internacionales ya no llegan como al principio y los enormes flujos de dinero y ayuda humanitaria se han desvanecido en las manos de más de 10 mil supuestas organizaciones no gubernamentales que operan en Haití.
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