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Jennifer y su vestido han viajado alrededor del mundo en busca de aventura, una excusa para nunca terminar su luna de miel con su esposo Jeff.
El proyecto de esta pareja comenzó desde el primer instante en el que decidieron casarse. Le pidieron al diseñador un vestido de novia capaz de soportar los peores riesgos.
Y la petición era entendible, pues el lugar donde se casarían estaba en el Pacífico, en un volcán situado en la Isla de Pascua, por lo que era necesario una prenda que pudiera meterse en una maleta o una mochila.
Entonces pensaron que el costo y el material hacían inevitable que el vestido se volviera a usar y decidieron recorrer el mundo para que Jennifer se fotografiara con su prenda.
Hasta el momento, llevan 136 fotos tomadas en 17 países. Ellos estiman que el vestido ha recorrido alrededor de 135 mil millas.
Para conocer más de la pareja ir a: One Dress. One Woman. One World