Cuando se trata del bebé real, la elección de un solo nombre no es suficiente. Se necesitan unos tres o cuatro.
Sólo habría que preguntarle al padre, Guillermo Arturo Felipe Luis. O al abuelo, Carlos Felipe Arturo Jorge. O también a la bisabuela, Elizabeth Alejandra María.
“Me parece que debido a que el niño estará tercero en la sucesión al trono, es que tienen que mantener toda esta tradición”, destacó Pauline Maclaran, catedrática de mercadotecnia e investigación sobre el consumidor de Royal Holloway y coautora del próximo libro: “Royal Fever: The British Monarchy in Consumer Culture” (Fiebre real: La monarquía británica en la cultura del consumidor).
“Tienen que tener tres o cuatro nombres y… poder hacer la venia correcta de las personas adecuadas”, destacó.
Y no puede ser cualquier nombre, tampoco. Tiene que tener algo de dignidad: Los nombres de la nobleza datan de larga historia, lo cual explica por qué miles de opciones se han jugado entre los corredores de apuestas británicos a los nombres de Alejandra y Jaime.
Alejandra parece ser una buena apuesta. Es el nombre de la reina Isabel. Su bisabuela, una princesa danesa que se casó con Eduardo VII. Y el nombre de la reina incluye también el nombre de Alejandra, al igual que María, por su abuela.
Jaime y Jorge son grandes opciones por el lado de nombres de varón porque hay un fuerte precedente entre los reyes con ese nombre.
Albert Mehrabian, un catedrático emérito de psicología de la UCLA que es un experto en nombres, votó con toda firmeza por Jaime, que supera a Jorge entre las apuestas más populares.
“Los nombres dejan impresiones, buenas y malas”, destacó. “Entre todos los nombres que he estudiado, Jaime se destaca entre los de mayor altura”.
María figura entre los nombres favoritos para niñas, aunque Alejandra también da la talla.
Maclaran apuesta en contra de la posibilidad de que una niña pueda llevar Diana como primer nombre, aunque el príncipe Guillermo ha deseado incluir a su amada madre en otros aspectos de su matrimonio con Catalina. Le obsequió la sortija de compromiso de Diana.
Maclaran dijo que darle a una niña el nombre de su abuela fallecida podría constituir un peso injustificado, debido a que la gente y los medios podrían compararla constantemente con la glamorosa princesa desaparecida.
“Eso sería darle exceso de bagaje a la niña”, agregó. “No van a hacer eso”, añadió.
Asimismo, dijo que entre los nombres secundarios podría estar Diana, como si fuese a darle a la joven princesa una venia de sus ancestros.
El segundo nombre de pila también puede tener importancia cultural, como Arturo -que tienen tanto el príncipe Carlos como su hijo Guillermo- que evoca la legendaria figura del rey Arturo y sus cuentos de caballeros, un tema favorito de gran arraigo en la literatura británica.
El rey Eduardo VIII, que abdicó el trono en 1936, fue bautizado con los nombres Eduardo Alberto Cristian Jorge Andrés Patricio David, los cuatro últimos eran santos patrones de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales, respectivamente.
La gente, sin embargo, tendrá que esperar. No es inusual que el palacio se tome su tiempo para elegir el nombre que corresponda.
Sin embargo, es posible que Guillermo y Catalina -la ex Kate Middleton- rompan con la tradición y den a su vástago algún nombre de moda o inesperado. Los nietos de la princesa Ana, la única hija de la reina, se llaman Savannah e Isla.
Sin embargo, los allegados al trono normalmente no cuentan con ese tipo de libertad.
“Ellos se empeñarán y elegirán algo que refleje la tradición aceptable a su grupo de iguales, como Charlotte, que puede ser reducido a Charlie”, destacó Maclaran. “No se tratará de ningún tipo de nombre de una celebridad, como Tiger Lily”.
Eso probablemente también excluye a John Paul George Ringo, los nombres de los Beatles, que castellanizados serían Juan Pablo Jorge Ringo.
También puedes ver: