El área metropolitana de Washington registra un auge de taquerías y restaurantes de comida mexicana, para un público mayoritario de anglos aventurado en la comida étnica y en busca de alimentos nutritivos a bajo costo.
Un haz de establecimientos pioneros como Oyamel y Rosa Mexicano han visto el auge de otros como District Taco, el Centro DF, Taquería Nacional, Taco Bamba y la Taquería Distrito Federal que suelen estar abarrotados de capitalinos a la hora del almuerzo.
“Yo diría que el 80 por ciento de nuestros clientes son estadunidenses y 20 por ciento son latinos”, comentó a Notimex Nataly Castillo, mesera del restaurante Centro DF, que adoptó como su logotipo la imagen de una tradicional calaverita mexicana.
Su dueño, el chef mexicano Richard Sandoval, eligió una ambientación modernista y un menú donde resalta el guacamole (preparado en la mesa), los tacos de tinga, al pastor y de carne asada, junto a las tortas de carnitas.
A sólo tres cuadras de la Casa Blanca, la cadena District Taco, del empresario yucateco Jesús Osiris, es una de las más populares y diariamente decenas de jóvenes desafían el calor del verano en las largas filas de espera a la hora del almuerzo.
“Mi favorito es el Trío de Tacos, le pones pico de gallo, algo de queso. Es increíble”, comenta el joven comensal Josh, luego de visitar la taquería con su amigo Rahu, quien prefiere los tacos de pollo “con todo, menos con crema”.
Para recoger la comida, los meseros distribuyen los íconos clásicos de la lotería mexicana, como el “diablo” y la “calavera”, en lugar de números. La clientela puede saborear aguas de sabores (elaboradas con frutas de estación) o refrescos “Jarritos” traídos expresamente desde México.
Menos bulliciosa, la Taquería Nacional se inspiró en los establecimientos de tacos chilangos para lograr una atmósfera sobria. Una imagen de la Virgen de Guadalupe ilumina la entrada, junto a paredes que evocan los vecindarios de la capital mexicana.
Aunque el personal declinó una entrevista, reveló que sus tacos más populares son los de carne asada y de pollo, servidos con cebollitas picadas y cilantro.
Uno de los restaurantes pioneros del “boom” de comida mexicana en la capital estadunidense es el Oyamel, bautizado en honor del árbol favorito de las mariposas monarca.
Su chef, el mexicano Rodrigo Pérez, ha tenido que moderar el nivel de picante y vencer la resistencia inicial a comer chapulines.
“Hay gente que los ordena y les da una mordida y no llegan a más por la textura (…); se hacen los valientes, pero se echan para atrás”, señaló en entrevista.
Rodrigo dice que la fórmula del éxito es guisar con ingredientes frescos y un poco de manteca.
Adornado con flores de cempazuchitl, Oyamel es propiedad del popular chef español José Andrés, quien recientemente recibió un reconocimiento del presidente Barack Obama, un admirador de la comida mexicana desde que residían en Chicago.
“Me gusta tanto la comida mexicana que no sé cuál platillo elegir”, admitió Obama en una reciente entrevista radial. “Hablando con mi hija Malia le dije que si pudiera escoger un tipo de comida para todos los días, sería mexicana”.
Obama escogió de hecho a Oyamel como el restaurante para pasar el Día del Amor con su esposa Michelle en febrero pasado. Una muestra de su gusto por la comida del vecino país.
Los capitalinos parecen compartir el gusto presidencial por la comida mexicana, toda vez que los restaurantes y taquerías apelan a todos los gustos y a todos los bolsillos.
El tapatío Fidel Gallego abrió su taquería El Costalillo hace cuatro años. Se declara orgulloso de sus tacos de lengua y tripas. Inicialmente retaba a sus clientes a comérselos gratis, si acaso no les gustaban.
“Empiezan con la carne asada y terminan comiendo lengua, cabeza, tripa”, afirmó Gallego, quien reconoció que llegó a Estados Unidos “brincando” pero se declaró satisfecho de haber logrado su sueño de tener su propio local después de años de esfuerzo.
“Pero pues aquí estamos y a lo que venimos, y gracias a Dios se ha conseguido, después de años de esfuerzo, sacrificio, hoy estamos cosechando”, destacó con orgullo.
Las taquerías del área metropolitana de Washington compiten por autenticidad: desde refrescos mexicanos hasta aguas de sabores, horchata y tamarindo, en vitrioleros (recipientes de vidrio que sirven como contenedores).
Sus menús podrían ser los mismos que en cualquier expendio mexicano de tacos y las decoraciones evocan las taquerías de barrio del Distrito Federal. Sólo difieren por la intensidad del picante.
Los precios son para todos los gustos, desde un taco al pastor de dos dólares 50 centavos en District Taco, hasta cinco dólares por uno de chapulines en el Oyamel.