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FOTOS: Un vistazo al interior de las Islas Marías

A principios de marzo el penal fue cerrado para convertirse en un centro de educación ambiental a cargo de la Secretaría del Medio Ambiente

Desde inicios del siglo pasado, el paraíso natural mexicano de Islas Marías era una prisión que cargaba sobre sus espaldas ser la más cruel e inhumana, ubicada en el Golfo de Baja California a 112 kilómetros de las costas de Nayarit.

Más de cien años después, el mito se derrumba, pues el penal dejará de funcionar para dejar paso a otros usos, entre ellos un centro de educación ambiental.

LA HISTORIA

La historia de Islas Marías se remonta a 1905, cuando el autoritario presidente Porfirio Díaz, un enamorado de la cultura francesa, mandó edificar un penal en estas islas del Pacífico mexicano, a 112 kilómetros de las costas del estado de Nayarit.

Pero no fue hasta 1920 que la prisión empezó a ser usada para encerrar a políticos y delincuentes que el entonces presidente Álvaro Obregón consideraba opositores a su régimen.

Uno de ellos fue el escritor José Revueltas, de ideología abiertamente comunista. Su estancia allí duró desde 1922 hasta 1935.

La reclusión de este activista político en ese lugar remoto del Pacífico parece que no será en vano, pues según anunció este lunes el Gobierno mexicano, un centro cultural se edificará allí y será llamado «Muros de Agua José Revueltas».

En 1939, el mandatario Lázaro Cárdenas firmó un decreto para que el penal quedara bajo la responsabilidad de la Secretaría de Gobernación (Segob).

¿LA MÁS CRUEL DE MÉXICO?

Ya entrados los años 50, la cárcel adquiría la reputación de la más cruel y inhumana, pues allí se empezaba a confinar a los reos más peligrosos. Paradójicamente, en esa época las mujeres e hijos de estos reos iban allí a vivir con ellos.

En 1970 las cosas comenzaron a cambiar con la visita del presidente Luis Echeverría al penal. Ordenó convertirlo en un modelo de readaptación de acuerdo a la reforma penitenciaria.

Ya en el siglo XXI, en 2011 ingresaron ocho mil personas en libertad al penal, una cantidad que duró hasta que en 2013 hubo un motín y el Gobierno se vio obligado a evacuar parte de las instalaciones y reducir la población de los internos.

En la actualidad son 646 presos «de baja peligrosidad», según López Obrador, los que habitan las Islas Marías y que serán reubicados. Algunos serán puestos en libertad; otros, llevados a penales cercanos a sus ciudades de origen.

PRISIONEROS «ILUSTRES»

No obstante, las vivencias de prisioneros ilustres seguirán encerradas de por vida, como es el caso de la «Madre Conchita», apodo de la religiosa Concepción Acevedo, acusada de ser la autora intelectual del asesinato del expresidente Álvaro Obregón.

También Jesús Ortiz, alias «El Sapo», apodo que le impusieron por sus características físicas, fue condenado inicialmente a 28 años de cárcel y después a 40 más por el asesinato de Isidro Martínez, un migrante cubano al que dio muerte a puñaladas.

Pero el recluso que más años pasó en Islas Marías fue uno conocido como «El Guamas», Jorge Hernández, quien ingresó el 3 de julio de 1986 y fue trasladado en el año 2015.

Con historias de cautiverio como estas se cierra una etapa en la historia de México y se abre una distinta que el presidente calificó hoy como una con «más escuelas y menos cárceles».

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