La violencia en contra de mujeres en la mayor parte de los municipios de Guerrero “no existe”.
Al menos así lo revelan las cifras oficiales del estado, que tropieza al diferenciar los homicidios cometidos en razón de género, es decir, los feminicidios, o bien, los casos de suicidios y desapariciones forzadas.
Las autoridades municipales y estatales son reacias en reconocer que hay una escalada de violencia contra este sector de la población en los últimos años.
Principalmente en dos sectores que viven en la zona: la comunidad de mujeres indígenas y los afros que habitan en la costa.
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Según datos del gobierno federal, el 22 de junio de 2017 se declaró la Alerta por Violencia de Género (AVG) en ocho municipios del estado, entre ellos, Acapulco de Juárez, Chilpancingo de los Bravo e Iguala de la Independencia.
En la práctica los resultados de esta determinación no se perciben.
No hay un registro exacto, mucho menos por municipio o localidad, advierten organizaciones tras ser consultadas por este diario.
La sierra montañosa que nadie voltea a ver
En la región de la Montaña la situación es crítica: aquí nadie habla de asesinatos a mujeres. Aunque colectivos y activistas muestran que por cada feminicidio hubo alertas previas.
Documentan de manera rústica y empírica con las herramientas que han recolectado a través de varios años. Todo es muy rupestre aún.
Por sí sola, la palabra feminicidio aún es difícil de comprender, incluso para los comisarios y autoridades de cada pueblo.
Mucho menos se habla de tipificar un delito. Aquí los hombres son ‘compas’ y por eso, cuando sucede un problema con el que se les relaciona, se les perdona.
En los casos donde se llega a comprobar una agresión directa, únicamente se les impone una sanción económica que no asciende a los 10 mil pesos o, en el peor de los casos, se les asigna trabajo comunitario.
En 2020, en plena pandemia de Covid-19, se registraron 20 feminicidios en la región de la montaña de Guerrero, 14 más que los ocurridos en 2019, es decir, un aumento del 233.33%, según reporta el Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan.
Fallida la activación de la Alerta de Género
Incluso, en junio de 2020 la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) declaró la segunda AVG.
Pese a estas medidas, no se ha frenado el índice delictivo.
Para Nadia Maciel Paulino, integrante de la Red de Mujeres Indígenas de Guerrero, la violencia que se ejerce contra las mujeres no sólo se da en las comunidades indígenas, sino también en las afromexicanas y mestizas.
Refugios para mujeres
Desde la Casa de las Mujeres Indígenas en San Luis Acatlán, Guerrero, Maciel lo tiene claro: la protección a las mujeres no es rentable para los gobiernos estatal ni federal, prueba de ello son los recortes que se han hecho en esta materia.
“Me han llegado casos de incesto, las mujeres son violadas, te enseñan indirectamente a tener una codependencia emocional”, asegura.
Nadia ha caminado 10 años los municipios de todo Guerrero, por eso asegura que a la mujer se le sigue viendo como un botín y no como una persona.
En respuesta, ella se aferra a la idea de cambiar los machismos y formar nuevas masculinidades.
“Una frase que está normalizada cuando un hombre asesina a una mujer en Guerrero es ‘El hombre defendió su honor’. Eso debe ser inadmisible para cualquier comunidad”, sostiene.
Para ella y sus compañeras de lucha es claro que se “invisibiliza” la violencia que viven las mujeres –en todas sus expresiones– al no querer “romper el pacto”, mientras que expresiones del gobierno federal fracturan el movimiento feminista.
“Está invisibilizando los casos de feminicidios, desapariciones forzadas, la trata de personas, la violencia hacia las mujeres en todas sus expresiones; es cerrar los ojos”.
Afros… en el olvido
En tanto, históricamente las mujeres afromexicanas no existían en las estadísticas, apenas en el censo poblacional de 2020 se les incluyó, pero previo a eso no hay datos asociados a su identidad sobre sus condiciones económicas, sociales, educativas, de salud y laborales.
Este vacío también provoca incertidumbre sobre la violencia que viven.
En este 2021, el informe Las dos pandemias, violencia contra las mujeres en México, en el contexto de Covid-19 revela que este sector de la población registró un aumento de agresiones por sus comunidades, principalmente.
Consumen herbicida
Las agresiones sexuales y la violencia que viven las mujeres de la zona montañosa de Guerrero las orillan a optar por acabar con sus vidas consumiendo herbicida, un veneno –según activistas y parteras– más potente que un piquete de alacrán.
Este producto se comercializa en tiendas de fertilizantes de Tlapa, en donde el litro no supera los 150 pesos y no hay restricción de venta.
También se ha detectado que utilizan químicos para limpiar el maíz y las cosechas.
Recortan presupuesto y las dejan a su suerte
Un recorte de más del 50% en 2020 a la Red Nacional de Casas de la Mujer Indígena (Cami) encendió las alertas de activistas y organizaciones de esta entidad.
La situación hizo crisis, pues es en estos lugares en donde se atiende a mujeres víctimas de violencia que sufren acoso sexual y amenazas, la mayoría ejercida por sus parejas.
Uno de los pocos casos reconocidos como feminicidio fue el de Florencia Sánchez Joaquín, indígena me’phaa de 24 años de edad originaria del municipio de Acatepec, Guerrero, quien fue asesinada en 2014 tras ser agredida sexualmente de manera tumultuaria por su ex pareja.
Caso aislado
Hasta ahora, el caso de Florencia es el único que se lleva como feminicidio en tribunales.
Por ello, organizaciones civiles y activistas de la montaña y la costa se pronunciaron para conservar estos centros de apoyo para la mujer.
“La violencia, la tristeza, la depresión y la ansiedad ocasiona que muchas mujeres se suiciden. Utilizan medicinas que curan el maíz para quitarse la vida”, sostuvo, Nadia Maciel. Red de Mujeres Indígenas de Guerrero
LAS CLAVES
- 32
millones de pesos se asignaron a las Casas de Mujeres Indígenas ubicadas en la República mexicana, cuyo presupuesto fue recortado a la mitad este año. - 34 casas de la Mujer Indígena se encuentran instaladas en territorios náhuatl, mayo, me’ phaa, purépecha, maya, totonaco, tsotsil, otomí, ayuujk, ikoots, mazahua y tun’ saavi.
Frases pasivas violentas que dicen en el MP o comisaría cuando una mujer denuncia una agresión:
- “Se fue con el novio”
- “Se lo merecía”
- “No debería haber dejado al esposo”
- “Ella se lo buscó”
- “Aquí no va a pasar su denuncia”
Inconcebible lo que sucede en Guerrero y sus mujeres
Martha Tagle. Diputada por Movimiento Ciudadano
¿A qué se debe esta ola de violencia?
— Lo que sucede en Guerrero y en otras partes del país se debe al machismo y a la cultura patriarcal por el control de las mujeres y niñas.
Es el machismo en su máxima expresión, por ello se tiene que erradicar con políticas públicas y reconocer el problema.
A fin de cuentas, es un tema de trata de personas porque hay un intercambio de personas, disfrazado de usos y costumbres.
¿Las tradiciones son el origen del problema?
— Se quiere vestir de tradición un delito que está –sin duda– ligado a los feminicidios, pasa por esta misma mentalidad del machismo en donde piensan que pueden hacer lo que quieran con las mujeres.
Desde el presidente se dice que hay una mentalidad pensada para el hombre. Las autoridades no hacen nada, no actúan, se hacen de la vista gorda.
A veces nos indignamos con situaciones en otras partes del mundo similares, pero no lo que sucede en un lugar que está a unas horas de la CDMX.
Se debe garantizar el acceso a la justicia, contar con defensores que hablen su lengua, que les permita llevar su caso ante las autoridades cuando exista violencia.
- 354
suicidios es la última cifra que tiene la Secretaría de Salud de Guerrero cometidos entre 2013 y 2017 entre los jóvenes me’phaa de la montaña, en su mayoría mujeres, con un herbicida que hace efecto en tres horas, lo que encendió las alertas en los últimos años.
Letra muerta
- Rosi Orozco. Presidenta de Comisión Unid@s vs Trata AC Anti Human Trafficking México
¿Es letra muerta la justicia en Guerrero?
— Es letra muerta, es impunidad, pues las niñas son esclavas de la perversidad.
Sufren ataques de todo tipo y, desgraciadamente, no estamos aplicando la ley que prohíbe los matrimonios forzosos, bastaría para llevar el tema con todos estos pueblos, con su lengua, a través de folletos; hay una ley que castiga esto desde el 2012.
En ese entonces varios pueblos originarios avalaron la ley porque no podía estar por encima de los usos y costumbres los derechos humanos, este tema es un pendiente en México que, desgraciadamente, las personas y autoridades no están aplicando.
¿Qué te dicen los suicidios?
— Es indignante, está absolutamente fuera de control, no puede ser que en pleno siglo XXI los hombres sigan presionando a las mujeres a tal punto que terminen por acabar con su vida.
De nada sirve el esfuerzo por unanimidad que se aplica si en donde no se aplica no hay refugios.
Creo firmemente que los usos y costumbre no deben estar por encima de los derechos humanos.
Las mujeres de Guerrero deben saber que la dignidad lo es todo, que ningún hombre se las puede arrebatar y que no son mercancía o posesión de nadie.
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