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* El 59% de los estudiantes sabe de alguien que lastimó a otro a través de redes sociales
El internet y las tecnologías no solamente cambiaron el modo como interactuamos, sino cómo agredimos.
En los últimos años se desarrolló el fenómeno del cyberbullying, principalmente entre menores de edad, una variación del bullying, pero a través de medios digitales.
El bullying es, según especialistas, cuando un individuo se expone repetidamente en el tiempo a acciones negativas de parte de otra persona o grupo de personas y, además, tiene dificultad para defenderse por sí mismo. La Alianza para la Seguridad en Internet (ASI), toma el concepto previo y define el ciberbullying como el que se realiza utilizando computadoras, celulares, PDAs, iPods, iPads, consolas de videojuegos, tablets, entre otros.
El impacto del cyberbullying puede ser devastador y, en el peor de los casos, llevar al suicido. En otras circunstancias genera severos problemas sociales y psicológicos.
Y es que, a través de las tecnologías, la imagen de la persona es denigrada o ridiculizada, su intimidad vulnerada e incluso es víctima de acoso.
Para especialistas, hay muchas formas de evitar el cyberbullying, pero lo primordial es que escuela, familia y la propia víctima, denuncien los casos y actuar de forma oportuna antes de que el abuso se intensifique.
Existen manuales para combatir este mal, pero lo primordial es cuestión cultural y se debe trabajar en dos premisas básicas: “no hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti”, y “si no lo dirías de frente, no lo digas en Internet”.
LOS TIPOS
Los ataques más comunes del cyberbullying:
Mensajería Instantánea. Envío de mensajes obscenos o degradantes.
Correo electrónico. Envío de mensajes amenazantes o intimidantes, reenvío de contenido degradante.
Chats. Exclusión de personas, usurpar identidades para lanzar comentarios denigrantes.
Redes sociales. Publicación de perfiles falsos para humillar y difamar. Hacer pública información de otros, comprometiendo su reputación.
Teléfonos celulares. Hacer llamadas obscenas, envío de mensajes con insultos, tomar fotos humillantes y compartirlas, grabar escenas en que se maltrata.
ATAQUE
El cyberbullying tiene sus características propias:
El agresor no ve el daño que causa: Si un niño es atacado en clases, el agresor se percatará y eventualmente dejará de lastimar. Pero al enviar un SMS, mail o golpe por red social, lo hará muchas veces sin descubrir que repite el daño una y otra vez.
Anonimato tecnológico: Para un agresor en línea, puede ser factible mantenerse oculto con cierta facilidad.
La agresión es multimedia: Los insultos son reforzados por imágenes o video, con gran impacto en las víctimas.
Todo usuario puede observar y escalar la agresión: Buscando mayor daño, el atacante usará el contenido en sitios públicos y audiencias amplias. Los testigos del abuso podrán tomar el material y escalarlo, ampliarlo, editarlo y difundirlo por más canales.
Acceso ilimitado: En el bullying, un agresor sólo puede molestar en los periodos donde está con su víctima. En Internet, puede continuar las agresiones las 24 horas, 365 días del año.
Propiedad intelectual de las agresiones: El agresor es dueño de los contenidos que publica y sólo él podrá eliminarlo (a menos de que se proceda legalmente).
Persistencia de la agresión: un ataque publicado en Internet puede permanecer ahí para siempre.
Desinhibición: El anonimato del cyberbullying libera conductas negativas que normalmente no se darían cara a cara.
Ubicuidad de los medios: Una víctima sufre estrés, al toparse con las agresiones en todos los medios con los que se comunica con su entorno. Las agresiones los acompañan a todos lados: en sus celulares, redes social, correo recibido, en un iPod, etc.