FOTOS por Alfredo Moya
NOTA por Héctor Escamilla
Apenas tiene seis meses pero ya es majestuoso. Se trata de Albert, un tigre de bengala recogido en mayo pasado a los concesionarios del Parque Rehilete Alcalde en Guadalajara.
En este momento, Albert vive en las instalaciones de Control Animal del ayuntamiento de Guadalajara, pues un peculiar incidente legal obliga a que la autoridad municipal sea depositaria de la fiera en lo que se resuelve un proceso entre la Profepa y el dueño del tigre.
¿Cómo terminó en el antirrábico municipal?
Albert fue adquirido de forma legal por una persona identificada como Armando Basulto, quien lo compró a un zoológico privado de Nuevo Vallarta que quebró y lo rentó al Parque Rehilete Alcalde.
Albert estaba en exhibición, pero cuando el ayuntamiento embargó a los concesionarios del parque en mayo, Profepa intervino para cuidar a las especies que albergaba. Junto con el tigre estaba un cocodrilo, una aguililla, tortugas, patos y borregos, los cuales fueron enviados al CIVS
Al darse el aseguramiento de los animales, se temía que la posesión del tigre era ilegal y por eso se aseguró, generando un largo proceso legal que ha mantenido al tigre resguardado en Control Animal del ayuntamiento tapatío.
Por lo general, cuando hay aseguramientos de especies protegidas, son enviadas directamente a los Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre (CIVS) sin embargo, en este caso, hay dos diferencias: Albert entró legítimamente a México y hay un reclamo de su propiedad. Cuando se aclare el asunto podría ser devuelto a su legítimo dueño. El segundo hecho es que en el CIVS de Jalisco no tienen espacio para un animal de tal tamaño, por eso el ayuntamiento se ofreció a cuidarlo.
Juguetón y lo tratan bien.
Grupos ecologistas manifestaron su temor por la salud de Albert y las condiciones en las que se encuentra. Sin embargo, en realidad es poco por lo que deben de preocuparse, pues está bastante chiqueado.
Guillermo Korkowski, director del Centro de Control Animal explicó que Albert llegó a los tres meses de edad y su estancia iba a ser temporal. “Al principio teníamos cierto temor de tenerlo aquí, porque son animales peligrosos, pero ante todo por el espacio y la alimentación; entre más se parezcan a su ambiente natural, mucho mejor. Yo no comulgo con la idea del cautiverio de animales, y menos siendo tan majestuosos”.
Explicó el funcionario que cuando Profepa confiscó al tigre, ellos se ofrecieron a ser sus cuidadores, con la idea que el propietario buscaría la manera de recuperarlo. Profepa levantó el acta del aseguramiento y el dueño se contactó a los quince días, preocupado y molesto porque afirmaba que no era un lugar adecuado y se podía contagiar de alguna enfermedad por la compañía de los perros.
“Todas las medidas sanitarias se tomaron: Albert ha sido desparasitado, se le colocaron vacunas felinas… el día 11 cumple tres meses con nosotros y pueden ver el tamaño y peso que adquirió. Estamos en espera que en cualquier momento Profepa dé el fallo sobre la situación legal del tigre, si se devuelve a su dueño o qué procede” agregó el doctor Korkowski.
Concluyó: “la semana pasada hicimos una notificación oficial a Profepa señalando que nuestro ofrecimiento era temporal, sabemos que el espacio, si bien aún es adecuado, puede ser mucho mejor. Les pedimos que aceleren la entrega a su propietario o bien ellos busquen un lugar dónde ponerlo si el juicio se postergará o la devolución se va a demorar. Estamos a la espera de saber si Albert regresa con su dueño o se realiza el decomiso y se da a comodato con alguna institución, como el Zoológico Guadalajara”.
Juguetón y simpático
La jaula de Albert está separada de las perreras e incluso no le asustan los ladridos, por el contrario, sus cuidadores afirman que é sabe perfectamente que el es el animal más grande del lugar.
Es muy juguetón y le gusta correr a su alberca, brincar al agua y mojar a sus cuidadores. También un escritorio dentro de la jaula lo utiliza como cama.
Mordisquear su llanta es uno de sus pasatiempos, al igual que afilar sus uñas en un tronco que le colocaron; su estado de salud es impecable y su dieta consiste 80% en pollo importado y 20% carne de res.
Incluso, los encargados de cuidarlo, todos ellos veterinarios con muchos años de trayectoria encontraron otro entretenimiento para Albert, le encanta brincar hacia las frazadas que colocan entre los barrotes de su jaula. Es un niño en cuerpo de tigre.
¿Por qué no lo han enviado al zoológico?.
Según un documento de la Profepa, el zoológico no podría aceptarlo pues no se quedaría con él.
• Adaptación. El proceso es largo y se deben hacer estudios de consanguinidad con los otros tigres.
• Por el propio tigre. Podría ser perjudicial incluso para el tigre darle el nuevo hábitat si existe el riesgo de que sea retirado en poco tiempo de él. Si el legítimo dueño demuestra que puede encargarse de Albert en condiciones óptimas, él deberá proveer el nuevo hogar al felino.
Lo mejor, su estado natural
Grupos defensores de los derechos animales en Guadalajara creen que lo mejor para Albert, es que, en caso de que la Profepa resuelva no devolverlo a su dueño, que sea enviado a un santuario donde pueda ser libre y cohabite con otros felinos de su especie, como el Wild Animal Sanctuary en Colorado. Dulce Ramírez del Colectivo Cultural Animalia señaló que el santuario ya ha recibido animales de México y ya está enterado de la situación de Albert.