¿De qué sirve la tecnología que ayuda a saber cuando un fenómeno meteorológico representa una amenaza, si los encargados de interpretarla y realizar las acciones para evitar tragedias no hacen su trabajo?
¿Algún funcionario pisará la cárcel por haber arriesgado la vida de cientos de miles de personas con su omisión o por ser responsable de más de 130 muertes? Porque no se puede culpar de todas las tragedias a la naturaleza.
Hay pruebas de que desde la noche del viernes 13, la Comisión Nacional del Agua advirtió: “Se esperan lluvias que podrían alcanzar niveles históricos (éstas…) podrían ocasionar encharcamientos en zonas urbanas, deslaves en regiones montañosas, así como posibles avenidas en ríos y arroyos”.
Pero la patria y sus fiestas son primero…
Mientras esto sucedía el gobernador de Guerrero Ángel Heladio Aguirre Rivero, celebraba y celebraba, revela la revista Proceso.
En tanto, en Las Vegas, en el hotel Encore, José María Tapia Franco, director del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), la pasaba de lo lindo, de acuerdo con el periodista Francisco Zea.
¿La naturaleza es culpable?
La responsabilidad de la autoridad es analizar las alertas y decidir: desalojar, acercar ayuda, abrir albergues, etc. Pero nada sucedió. Guerrero es la entidad más afectada, pero hay otras con miles de damnificados.
En el Zócalo, la prioridad la tuvo la conmemoración del Grito (el 15) y el desfile (el 16 de septiembre).
Mientras la gente gritaba ayuda, el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, Enrique Peña Nieto, veía el desfile y recibía saludos, algunos desganados, de militares. Ya después nos vamos pa’ Acapulco y el resto de Guerrero, al fin, la patria (con todo y sus fiestas), es primero, eso dice una leyenda en uno de los pasillos del Palacio Nacional.
