Una almohada que luce la estampa del presidente uruguayo José Mujica, famoso por su austero modo de vida, se ha convertido esta temporada en uno de los artículos más de moda en el célebre balneario uruguayo de Punta del Este, donde pasa sus vacaciones gran parte de la alta sociedad rioplatense.
El artículo, que puede ser adquirido por 1.500 pesos uruguayos, unos 75 dólares, lo distribuye una tienda de decoración en la ciudad portuaria y muestra la cara sonriente del mandatario, un exguerrillero tupamaro de 78 años reconocido internacionalmente como “el presidente más pobre del mundo”.
En Punta del Este, donde abundan los hoteles exclusivos, los autos de gran cilindrada y los restaurantes vanguardistas, refugio habitual de la “jet set” regional en temporada de verano, la imagen de Mujica, que vive en una humilde chacra (casa rural) a las afueras de Montevideo, ha sido recibida “como un icono” por sus visitantes, según dijo a Efe el propietario de la tienda Mutate, Gonzalo Massa.
“La verdad es que lo traje este verano porque me pareció algo curioso, y no pensé que iba a generar lo que ha generado. No son nuestros, lo diseñaron unos chicos de Montevideo que lo hicieron porque les gusta Mujica y le tienen cariño”, explicó Massa.
El éxito del almohadón con el rostro del presidente al estilo de los retratos pop art es tal que su eco ha saltado las fronteras uruguayas, algo que según sus creadores se debe a que el mandatario genera “una imagen de confianza”.
“No es que sea lo más vendido, pero genera sensación entre los visitantes. Todos entran, lo cogen, lo miran, lo comentan, pasan la voz. Los que se lo llevan lo hacen como ‘souvenir’, como un recuerdo de Punta del Este, como una anécdota”, dijo, en este sentido, Massa.
Según apuntó el diseñador, que Mujica sea un presidente de izquierdas cuya ideología no sea precisamente afín con la de la mayoría de los pudientes visitantes del balneario, no ha sido óbice para que su figura despierte tal interés.
“De hecho, varios clientes han venido y me han comentado el discurso que Mujica dio el año pasado en la ONU contra el consumo. Todos dicen que es un poeta. Mujica cuando habla despierta esas cosas, la intuición de que es un tipo humilde, honesto, consecuente. No lo relacionan con algo político”, reflexionó.
Mujica, que asumió la presidencia uruguaya en 2010, pasó largos años preso en duras condiciones bajo la dictadura uruguaya (1973-1985), apenas le presta atención al protocolo y es habitual verle con su atuendo informal en todas las ocasiones.
A finales de diciembre pasado el mandatario generó un gran revuelo en Uruguay al acudir a la toma de posesión del nuevo ministro de Economía en sandalias y con los pantalones arremangados, en medio de una fuerte ola de calor.
El desdén de Mujica por el lujo y la ostentación contrasta con la esencia misma de la temporada estival en Punta del Este, con sus yates y fiestas privadas para el mundo de la farándula.
De hecho, Mujica ha viajado muy poco la localidad desde que es presidente, a donde fue tan solo invitado por inversionistas o empresarios para tratar de sus negocios en Uruguay.
Tal es así que Mujica se deshizo nada más asumir el poder de la casa de verano propiedad del Estado ubicada en el balneario que estaba disponible para que allí pudieran descansar los mandatarios en ejercicio.
En un principio, Mujica pensó en dedicar la casa para hacer un refugio a jóvenes sin hogar, si bien finalmente se decidió por vender la pequeña mansión, valorada en unos 2,6 millones de dólares, y dedicar es dinero a programas de inclusión social.
Su figura y sus palabras poco ortodoxas ya fueron objeto de iniciativas inusuales, como la creación de un perfume con las flores que el mandatario cultiva en su chacra, iniciativa del artista Martín Sastre, o el documental sobre su vida que el cineasta serbio Emir Kusturica está rodando en la actualidad.
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